Hay situaciones en nuestra vida que nos llevan a dos caminos: la compañía o la soledad. Cuál elijamos, o en cuál decidamos permanecer -y por cuánto tiempo-, está en nosotros. En el caso de la compañía, de lo que significa la interacción humana tenemos la oportunidad de un desarrollo integral, humano, personal y espiritual, donde nuestra capacidad de conjugar, de traducir los sentimientos a momentos que beneficien nuestra humanidad, nuestra capacidad de aceptarnos como somos y, más aún, a los demás, es un trabajo del día a día. Pero... ¿qué pasaría si, en lugar de fomentar la compañía, fomentáramos la soledad?
Hay diversos tipos de soledad, y la encontramos en la esquina, desde una mirada hasta un acto contraproducente, un acto inmoral o "poco ético" que nos lleve a alejarnos de una o varias personas. Hay lugares así. ¿Qué pasaría si descubrimos que estos lugares son una metáfora del obstáculo emocional que la gente usa para evitar intimar en cualquier nivel? Intimidad emocional, sentimental...porque la física, de ésa hay todos los días, pero sólo ocurre en un plano superficial, un ámbito que satisface, efímeramente, una pequeña parte de nuestra esencia humana. La soledad, en estos términos, tiene sentido. Para ilustrar esta situación, ejemplificaré: ¿Qué haces para evitar que alguien se te acerque? Colocas "trampas" en el camino. Esas trampas se expresan en el acto de rodearse de mucha gente para evitar platicar cosas profundas, abrirte con la otra persona.
Entonces ¿compañía...o soledad?
Al estar mucho tiempo solo quieres estar con alguien. Después de estar mucho con alguien te cansas.
ResponderBorrarEs un extraño ciclo vicioso porque no somos estables y pensamos mucho en nosotros. Quizá porque nos decimos que hay algo mejor, o solo porque nos aburre nuestra esencia y lo culpamos a la soledad y compañía.
Al menos eso pienso.
Saludos :)
Muy cierto. Y esa inestabilidad que señalas se debe a que somos seres amantes de la diversidad :)
BorrarLa monotonía y la locura están peligrosamente pegadas ¿no?
Como para querer complementar ambos comentarios…
ResponderBorrarBeth Nielsen Chapman dijo alguna vez: “Completamente solo vine a éste mundo, completamente solo algún día moriré, la piedra sólida no es más que arena y agua”
Somos la existencia consciente de nuestra misma presencia en el mundo. La mayor parte del tiempo no atendemos a esa conciencia, ese llamado que nos reitera el escudriño de nuestros actos, nuestro cuerpo, nuestra vida.
Todos pasamos por la soledad en nuestras vidas, todos tendemos a caminar un rato ajenos del derredor y mirarlo, contemplarlo con detalle esperando hallar el espacio iluminado donde cabe nuestra existencia. Todos sentimos de vez en vez el aliento gélido de los brazos muertos, faltos y anhelantes por acompañar en los momentos de aflicción y hasta en los de triunfo.
Todos llegamos a sentir la falta de otra voz haciendo balanza, de otro cuerpo prestando calor, de otra mano mostrando clemencia, de otros ojos acariciando el espíritu.
Pero de igual manera, todos nos debemos a nuestra soledad como esa íntima reflexión conciliadora de la mente y el alma, nos permite el lujo de que en medio de preguntas e inquietudes podemos detener el ritmo del mundo aunque sea en nuestro interior y hallar paz.
Bueno, es que una cosa es la vocación personal que se tenga y otra con quiénes escogemos vivir. :)
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