Síntesis y experiencia.
Después de una primera temporada que me intrigó bastante por su carácter sobrenatural, llegó la segunda temporada, con un enfoque mucho más humano pero, paradójicamente, más distorsionada en el margen de su propuesta inicial. Ahora, tras la polémica y desavenencia entre Netflix y las hermanas Wachowski, llega el que se considera el episodio definitivo, tanto en términos de calidad técnica como en narrativa; un capítulo de poco más de dos horas que se impone la tarea de atar cabos sueltos, resolver enigmas dispersos desde la temporada inicial y, por supuesto, rendir el homenaje a la sexualidad universal planteada desde el principio.
Alguna vez un profesor en mi carrera (filosofía) expresó que la sexualidad (sea hetero, homo o bi) no es sino la forma que tiene un individuo (Hombre o Mujer) para conectar con su realidad y, desde luego, vincularse con su entorno; partiendo de esa perspectiva, qué preferencia tengamos es irrelevante, porque todo habla de nuestra plenitud como seres humanos. Y, dentro de dicha plenitud, nuestra felicidad.
Personalmente encuentro intensas las orgías que presentaron varios de los capítulos de la serie, pero quitando lo polémico que esto podría ser, el planteamiento de la historia de la interconexión, de la espiritualidad, de cómo lo que uno sabe otro lo que puede canalizar hacia sí, más la telepatía, me parecieron ideas muy interesantes, premisas que aquí están al servicio de la ficción por supuesto con el objetivo de hacer llevadero un tema que implicaría, en vida real, demasiado psico-análisis. Y para aderezar el asunto tenemos una inusual atmósfera que obedece sin lugar a dudas a la comedia y no tanto al drama, como venían manejando las directoras en las temporadas previas. Aquí es acción espectacular, karatazos, misterio, thriller práctico, organizaciones secretas y, más que nada, una impresionante producción. Que este episodio queda lleno de personajes para reforzar la idea de la conexión es un hecho obvio, el problema con ello es la presentación de subtramas enlazadas que podrían confundir, y eso recarga la historia, reduciendo su fluidez.
No es sino rumbo al clímax que el guion acelera sus pasos evidentemente con miras a impulsar la emoción en la trama central, elemento que venía ralentizándose en sus últimos treinta minutos. Hay espacio para el romance, para lo cursi, para el peligro, la intriga, la acción, la conexión y aunque la revelación del secreto de nuestro cluster a algunos de los personajes "mortales" principales me resulta un tanto inverosímil, al final termina embonando dentro de la credibilidad esperada. Y pues, finalmente, es un final digno, con la emoción esperada, la resolución grandilocuente ni épica, pero sí la que la serie merecía. Gracias por todo.
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