CLOVERFIELD: PARADOX

Cuando lo prometedor se convierte en genérico.

Después de la segunda entrega en 2016, que me mantuvo atento a la trama sin haber conocido la cinta despegue en 2008, vi el domingo que Netflix estrenó sorpresivamente la tercera entrega (se comenta que pueden ser cuatro). Y el resultado no me parece muy alentador, especialmente cuando con cierta frecuencia le seguí la pista a la producción. Esta tercera cinta, como las anteriores, se sitúa en temas científico-tecnológicos, por lo que el espacio para la ciencia ficción está garantizado. Pero ¿para la profundidad y la calidad? Eso queda en cada quien. 

Para la ocasión, noté que Cloverfield: Paradox recurre al mismo elemento narrativo que series como Black Mirror (cuya cuarta temporada lleva algunas semanas ya en la plataforma y de la que pronto platicaremos): usar personajes distintos en cada entrega. Así, mientras en la cinta pasada Cloverfield , 10 Avenue reunía los talentos de Elizabeth Winstead y John Goodman principalmente, para esta ocasión tenemos a Daniel Brühl, Gugu Mbatha-Raw, Chris O-Dowd, entre otros. El argumento de la película nos cuenta que llega un momento en que la humanidad se percata de la escasez de recursos y debe buscar una de dos alternativas: o producir nuevos o buscar remplazos, contratando a un grupo de científicos para viajar en el espacio buscando completar esta odisea. 

Hasta aquí, aunque no sea mal y sí muy interesante, en lo personal se convierte en un concepto que podría fácilmente cotejar con Interestellar, de Christopher Nolan, sólo que la cinta producida por JJ Abrams, escrita por Doug Jung, Oren Uziel y dirigida por Julius Onah comienza bastante bien, introduciendo con emoción evidente elementos que obedecen a la lógica interna de la cinta, pero lejos de una "lógica a secas", hasta que libera una carta que, francamente, termina por aburrir: el deceso de los personajes. Ya sea por la paradoja del tiempo y las dimensiones que se les cruzan, o porque la cinta recurre a "villanos" para meter más conflicto en una cinta que no parecía necesitarlo del todo, The Cloverfield: paradox se convierte, entonces, en una cinta de acción/ciencia ficción genérica que decae, entre diálogos y ritmo, por una escalera de efectos visuales empobrecidos por una trama que de rico tiene poco. Y me parece un poco lamentable esto.  

En la segunda entrega, el misterio y la intriga funcionaron perfectamente debido a una atmósfera inquietante, gracias a que los actores supieron transmitir esa idea de peligro, de duda, de misterio. Y aunque Goodman se anunció como el enemigo del que la protagonista debía escapar, no era la prioridad a desentrañar, sino más bien qué estaba ocurriendo afuera. 

Esta tercera parte parece tener la "prisa" de eliminar a sus personajes para avanzar, para <progresar>, y estimo que no fue productivo o, al menos, algo satisfactorio. Agradezco que la cinta dure mucho, pues con la fórmula de "mata a todos los personajes" se echa tierra que no le convendría. Tiene como punto a favor los efectos especiales, algunas actuaciones, el misterio que por momentos encierra, además de que su epílogo cierra oportunamente el lazo que la mantiene unida a la segunda parte. Fuera de eso, queda ese vacío y sensación de que Netflix de que pudo ser mucho mejor.