En las películas que pregonan la autoaceptación, se encuentra Luz de Luna (Moonlight), película que emplea un ritmo paciente en la historia de un muchacho que a temprana edad se sabe homosexual y por lo mismo debe lidiar con las "consecuencias" familiares, escolares y sociales que ese hecho implica. Es una historia construida más visual que verbalmente; es decir, una historia contada más con los gestos, con el lenguaje corporal, que con diálogos que deban revelar el estado emocional de los personajes; esto permite que la sutileza alrededor de cada hecho adquiera matices narrativos importantes, apoyados por manejos de cámara que obedecen más a la imaginación que a lo "excesivo".
La trama sigue la vida de su protagonista Chiron en tres facetas: su niñez, su adolescencia y su adultez. En cada una habrá de lidiar no sólo con el cuestionamiento de quién es él, sino con su entorno, y con su mamá, que metida en drogas, lucha por preocuparse por un hijo introvertido que no sabe lidiar ni consigo ni con el mundo. Luz de Luna, en los premios al Cine Independiente (Independent Spirit Awards) ganó el de Mejor Guion. Y después de verla, si algo me queda claro es que más allá de adónde se dirige particularmente la película, se trata de viaje personal que todos hemos hecho, más si nos posicionamos en un mundo dominado sí por el odio y la discriminación, pero también acentuado por la falta de comprensión a lo desconocido o a lo "indefinido". En este caso, la historia de Chiron en su adolescencia adquiere una significación especial, porque no se trata de limitar o tratar de explicar la experiencia, sino vivirla como es y como viene (ejemplo de esto la escena de la playa).
La cinta no descarta el aspecto moral, no obstante, éste no se halla en la preferencia sexual de Chiron, sino en las acciones que él lleva a cabo para defenderse y definirse. Todos, o casi todos, hemos pasado por esos momentos, lo que nos da una oportunidad no solamente de identificarnos con él, sino también de tomar partido y decisión. ¿Lo habríamos defendido en tal o cual momento? ¿O nos habríamos acobardado? Alguna vez alguien cercano me dijo que la sexualidad es una parte humana que incluye algo más que sólo los "órganos sexuales"; más bien se trata de una etapa de autoconocimiento, un espacio de reflexión y de decisión, donde optamos sobre qué camino tomar y por qué ese. Luz de Luna lentamente transita en este camino. Y con su música y su ambientación en florida, toma prestados los barrios desiertos, los usos de cámara ligeramente cerrados y una fotografía, a veces clara, a veces oscura, como un intento de exteriorizar el mundo interno de Chiron; lo hace bien y mucho.
Una historia que vale la pena ver, fomentar en el mensaje de aceptación y respeto. Que no importa quiénes somos o qué hacemos, sino que existe la igualdad y la capacidad de hacer. Luz de Luna es vital en estos tiempos donde la falta de fe en nosotros mismos y en lo que podemos hacer, por miedo a la descomposición social -entre otros factores-, está presente.
Lo mejor es la forma en que está historia de identidad se construye.
Lo malo son algunas escenas "inconclusas" y subtramas intensas que se dan.
La trama sigue la vida de su protagonista Chiron en tres facetas: su niñez, su adolescencia y su adultez. En cada una habrá de lidiar no sólo con el cuestionamiento de quién es él, sino con su entorno, y con su mamá, que metida en drogas, lucha por preocuparse por un hijo introvertido que no sabe lidiar ni consigo ni con el mundo. Luz de Luna, en los premios al Cine Independiente (Independent Spirit Awards) ganó el de Mejor Guion. Y después de verla, si algo me queda claro es que más allá de adónde se dirige particularmente la película, se trata de viaje personal que todos hemos hecho, más si nos posicionamos en un mundo dominado sí por el odio y la discriminación, pero también acentuado por la falta de comprensión a lo desconocido o a lo "indefinido". En este caso, la historia de Chiron en su adolescencia adquiere una significación especial, porque no se trata de limitar o tratar de explicar la experiencia, sino vivirla como es y como viene (ejemplo de esto la escena de la playa).
La cinta no descarta el aspecto moral, no obstante, éste no se halla en la preferencia sexual de Chiron, sino en las acciones que él lleva a cabo para defenderse y definirse. Todos, o casi todos, hemos pasado por esos momentos, lo que nos da una oportunidad no solamente de identificarnos con él, sino también de tomar partido y decisión. ¿Lo habríamos defendido en tal o cual momento? ¿O nos habríamos acobardado? Alguna vez alguien cercano me dijo que la sexualidad es una parte humana que incluye algo más que sólo los "órganos sexuales"; más bien se trata de una etapa de autoconocimiento, un espacio de reflexión y de decisión, donde optamos sobre qué camino tomar y por qué ese. Luz de Luna lentamente transita en este camino. Y con su música y su ambientación en florida, toma prestados los barrios desiertos, los usos de cámara ligeramente cerrados y una fotografía, a veces clara, a veces oscura, como un intento de exteriorizar el mundo interno de Chiron; lo hace bien y mucho.
Una historia que vale la pena ver, fomentar en el mensaje de aceptación y respeto. Que no importa quiénes somos o qué hacemos, sino que existe la igualdad y la capacidad de hacer. Luz de Luna es vital en estos tiempos donde la falta de fe en nosotros mismos y en lo que podemos hacer, por miedo a la descomposición social -entre otros factores-, está presente.
Lo mejor es la forma en que está historia de identidad se construye.
Lo malo son algunas escenas "inconclusas" y subtramas intensas que se dan.
Después de lo que paso en la estrega de los Oscars, la tengo que ver.
ResponderBorrarEstá vez percibí un poco breves tus observaciones, no por ello menos puntuales. Increíblemente acertado y sensible extrapolar el contexto fundamental de la búsqueda de identidad como directriz universal más allá de la sexualidad.
ResponderBorrarA la vez es difícil hacer juicios rápidos en torno a las desiciones de Chiron, especialmente en su adolescencia, ya para el final de esa parte la sensación de abandono es tan palpable que no puedes evitar sentir lástima por el muchacho aún si sus resoluciones no se sientan del todo correctas.
No sé si la película deba orillarte a tomar una postura determinada, sino más bien, creo —humildemente— que busca mostrar una experiencia pocas veces explorada y tratar al menos ganar un poco de simpatía en un mundo que va demasiado presto.