Darby Shaw (Julia Roberts) tiene Licenciatura con matrícula de honor en Biología. Ahora estudia estudia derecho para, después, ganarse cómodamente la vida persiguiendo ante los tribunales a las empresas químicas que destruyen el medio ambiente. Cuando un complot que involucra la extracción de petróleo en una zona no autorizada por el gobierno americano, quedan en riesgo no sólo las vidas de dos importantes jueces de la Suprema Corte, sino también parte del medio ambiente. Con singular precisión y una mente brillante, Shaw averigua la verdad antes que nadie y lo redacta todo en el llamado "informe pelícano".
La película dirigida por Alan J. Pakula, extraída de la novela de John Grisham, de quien también he leído El intermediario (2005), centrada casi completamente en el enfoque periodístico de un asunto gubernamental delicado, trajo en 1993 los talentos de grandes actores para la pantalla grande. Denzel Washington y Julia Roberts protagonizan el que considero un ingenioso -y extenso- thriller policíaco-espionaje-periodístico sobre un fraude que involucra acciones gubernamentales no lícitas que atentan contra el medio ambiente.
Esta cinta, de impecable fotografía y producción, eleva el tono de misterio para convertirse en una sencilla fábula sobre la defensa del hombre por su entorno, porque lo que considera que debe preservarse. No sólo hablamos de personajes que se complementan con sus ideales y sortean hábilmente los peligros que supone la persecución de sus metas, sino que además encuentran una especie de redención personal auténtica.
La película data de 1993, y aunque el género en los últimos años nos ha brindado buenos caramelos fílmicos sobre los temas de denuncia (un buen ejemplo sería En primera plana, más enfocada en acusar los delitos de abuso eclesial), El informe pelícano se mantiene dentro de la calidad que el género del crimen demanda. Así, tenemos al personaje que se descubre poseedor de una verdad prohibida, el periodista que, deseoso de salvar su carrera profesional, hará lo posible por apoyar al protagonista en su carrera antes de que sea tarde y las organizaciones casi "clandestinas" que buscarán eliminarlos a toda costa.
Me acuerdo que cuando leí la novela de Grisham, el libro ofreció un tono de misterio promedio; si bien su propuesta narrativa, que gira alrededor del encubrimiento de una extracción importante de petróleo en zona no autorizada podría causar una contienda como no se ha visto desde el escándalo Watergate. Grisham mantiene adecuadamente el suspense, aunque por instantes parece agotársele; Pakula compensa ese "bloqueo" narrativo con un extensión de la historia que cubre con interesantes giros de tuerca -dos de ellos mortales para el espectador-, para al final presumir el talento histriónico de Washington y Roberts, ambos actores de calidad y sumergidos en sus personajes desde el punto de vista psicológico. Haré caso omiso de las diferencias con la novela y me enfocaré en el hecho de que la historia está bien escrita y dirigida.
Se percibe ese aire de familiaridad que hemos visto en películas de canal nacional, pero es que se trata de John Grisham. Un buen novelista siempre centrado en el género del espionaje. Poniendo como aderezo personajes en busca de su redención personal tras un pasado sombrío, tiene potencial para salir de la "zona de confort". ¿Lo ha hecho acaso?
Por el lado del elenco, pues no hay nada que reclamar. Da gusto ver viejos conocidos en la cinta, como John Litgow, Tony Goldwyn (¿recuerdas al villano de Ghost: la sombra del amor?) , entre otros. Al final se trata de una buena película que mantiene sus principios (crimen, verdad, honor, aventura, lealtad, pistas por doquier...) para ofrecernos una aventura al estilo de las viejas cintas de acción que van más allá de los efectos prácticos.
Denzel Washington roba cámara con su honestidad y presencia como el corresponsal investigador y Julia Roberts cumple en su papel de estudiante briosa.
No gustan, nuevamente, los cambios, pero es Hollywood, ¿qué se le hará?
La película dirigida por Alan J. Pakula, extraída de la novela de John Grisham, de quien también he leído El intermediario (2005), centrada casi completamente en el enfoque periodístico de un asunto gubernamental delicado, trajo en 1993 los talentos de grandes actores para la pantalla grande. Denzel Washington y Julia Roberts protagonizan el que considero un ingenioso -y extenso- thriller policíaco-espionaje-periodístico sobre un fraude que involucra acciones gubernamentales no lícitas que atentan contra el medio ambiente.
Esta cinta, de impecable fotografía y producción, eleva el tono de misterio para convertirse en una sencilla fábula sobre la defensa del hombre por su entorno, porque lo que considera que debe preservarse. No sólo hablamos de personajes que se complementan con sus ideales y sortean hábilmente los peligros que supone la persecución de sus metas, sino que además encuentran una especie de redención personal auténtica.
La película data de 1993, y aunque el género en los últimos años nos ha brindado buenos caramelos fílmicos sobre los temas de denuncia (un buen ejemplo sería En primera plana, más enfocada en acusar los delitos de abuso eclesial), El informe pelícano se mantiene dentro de la calidad que el género del crimen demanda. Así, tenemos al personaje que se descubre poseedor de una verdad prohibida, el periodista que, deseoso de salvar su carrera profesional, hará lo posible por apoyar al protagonista en su carrera antes de que sea tarde y las organizaciones casi "clandestinas" que buscarán eliminarlos a toda costa.
Me acuerdo que cuando leí la novela de Grisham, el libro ofreció un tono de misterio promedio; si bien su propuesta narrativa, que gira alrededor del encubrimiento de una extracción importante de petróleo en zona no autorizada podría causar una contienda como no se ha visto desde el escándalo Watergate. Grisham mantiene adecuadamente el suspense, aunque por instantes parece agotársele; Pakula compensa ese "bloqueo" narrativo con un extensión de la historia que cubre con interesantes giros de tuerca -dos de ellos mortales para el espectador-, para al final presumir el talento histriónico de Washington y Roberts, ambos actores de calidad y sumergidos en sus personajes desde el punto de vista psicológico. Haré caso omiso de las diferencias con la novela y me enfocaré en el hecho de que la historia está bien escrita y dirigida.
Se percibe ese aire de familiaridad que hemos visto en películas de canal nacional, pero es que se trata de John Grisham. Un buen novelista siempre centrado en el género del espionaje. Poniendo como aderezo personajes en busca de su redención personal tras un pasado sombrío, tiene potencial para salir de la "zona de confort". ¿Lo ha hecho acaso?
Por el lado del elenco, pues no hay nada que reclamar. Da gusto ver viejos conocidos en la cinta, como John Litgow, Tony Goldwyn (¿recuerdas al villano de Ghost: la sombra del amor?) , entre otros. Al final se trata de una buena película que mantiene sus principios (crimen, verdad, honor, aventura, lealtad, pistas por doquier...) para ofrecernos una aventura al estilo de las viejas cintas de acción que van más allá de los efectos prácticos.
Denzel Washington roba cámara con su honestidad y presencia como el corresponsal investigador y Julia Roberts cumple en su papel de estudiante briosa.
No gustan, nuevamente, los cambios, pero es Hollywood, ¿qué se le hará?
LIBRO vs PELÍCULA
ResponderBorrarYo tuve la fortuna de leer primero el Libro y después ver la película, por mucho la película es mejor, los personajes se quedan cortos con las actuaciones.
Sin embargo considero que para sacarle el mayor a la historia primero se debe de leer el libro. Tanto como el libro y la Película son clásicos que todo humano debe de conocer.
-Tacos al Pastor