No esperes ver aquí una cinta tipo Volviendo a casa, aunque esta película tiene en su estructura narrativa un remoto aire de homenaje. Hagen y yo (White God, Fehér Isten, dir.Mundruczó, 2014.) ofrece otro panorama que se presume desalentador. No, aquí debes esperar un relato crudo, crítico y muy honesto, un comentario sobre la violencia como fenómeno social, a la discriminación en sus ángulos más avispados, una mirada sensible a la pérdida de la confianza en orden de un maltrato que se anuncia como parte de la vida; en otras palabras, puedes ver a Hagen y yo como un análisis crítico de lo que supone la transición del afecto familiar, hogareño, de confianza, a la violencia, el desconocimiento gradual de la identidad y en lo que esto desemboca: la pérdida del control, del autodominio, pero no del todo del lazo afectivo en general.
Como el título reza, Hagen y yo se centra en Lili y su perro Hagen principalmente, aunque también participa el papá de la chica. La cinta en un inicio nos narra que padre e hija no pueden tener al perro en su departamento, pues la ley es estricta con ellos. O pagan impuestos y multa, o lo envían al refugio. Como es de suponer, Lili no acepta el precepto, y el papá, presionado por vecinos y dueños del edificio, decide abandonar a Hagen en la calle. Así, éste comienza un viaje que lo llevará por diversos lugares, descubriendo en el hombre a su posible peor enemigo.
Como dije arriba, la película juega hábilmente con los tonos que se pueden esperar del drama y el terror como arquetipos fílmicos hacia la violencia animal, sobre todo por el aprovechamiento del discurso hacia la violencia que caracteriza a amplios sectores de la humanidad en el mundo. Creo que el filme es relevante por su sutileza, por su exposición sobre las perspectivas de la maldad humana, así como de la fuerza de voluntad que los perros pueden tener. Y claro, tampoco ignora la violencia animal que resulta de la agresión producida por el hombre (si le das de comer, te lame la mano; si le pegas, te gruñe y muerde), sin embargo, como otras películas más comerciales pero igualmente buenas, Mundruczó sabe y explora el hecho de que los sectores oprimidos son, psicológicamente, más ricos en matices emocionales que los sectores opulentos.
Opino que la cinta no escapa al cliché, sobre todo en algunas escenas donde se nos vende a Hagen como un perro único, de principios, que lucha por no olvidar su pasado, su vida con Lili, pero como reflejo de la realidad, deberá pasar por pruebas que lo fortalecerán en su camino. Como discurso a la discriminación y la violencia humana, esta película funciona de maravilla, e incluso tiene dos o tres momentos tanto emotivos como chistosos, que son rápidamente apagados por las olas del género dramático.
Vista como una alegoría sobre el desafío a la imposición, esta propuesta cinematográfica tiene algo que decir (sin contar el hecho de que se basa en una novela de la que no tenía ni idea), y es que debemos ser más amables con el mundo animal, pero para que eso se dé, necesitamos comenzar con nuestra especie. Sin dejar de lado la trama paralela de la adolescencia que vive Lili como punto de exploración identitaria, al unir ambas historias, que parecen guardar similitudes sobre la construcción, y posterior definición, del individuo, Hagen y yo no se queda corta. Sí, tiene breves bosquejos que a mi parecer rayan en lo inverosímil, pero igual no es algo que "tape" la profundidad psico-social que la premisa busca compartir.
Al final, es una historia de reencuentro, una historia donde te carcomerá la impotencia ante la violencia, la empatía en los momentos emotivos, la conciencia en los momentos de indiferencia, y las ganas de opinar en los momentos de confusión. Hay muchas lecturas aquí, pero la principal es el OJO al maltrato animal. Desde luego no es una película única en su planteamiento, pero sí lo es en la manera de desarrollarlo. La película es Húngara, tiene lugar en Europa y como espacio y contexto, tiene también mucho que señalar: el que la película se centre en el perro como protagonista nos habla, retóricamente, sobre la crueldad humana en sus diversos contrapuntos. La humanidad en su lado oscuro. Hagen y yo quiere que lo escuchemos, lo veamos y hagamos algo al respecto. Unámonos a Lili y hagamos algo al respecto. Una cinta recomendable, especialmente para los amantes de animales.
Desde que recuerdo, en aquello tiempos oscuros donde uno se enteraba de cosas al otro lado del mundo varios meses después o cuando tal o cual país dejaba de existir en las turbas revolucionarias, miles de años antes del internet; la violencia y la opresión forman parte del modus vivendi del ser humano. Así de horrible como se oye.
ResponderBorrarY entonces me topé con tres orates que me ayudaban a entender esa tragicomedia, siendo todos ellos maestros de la ciencia ficción: Aldous Huxley, Ray Bradbury y Eric Arthur Blair, mejor conocido como George Orwell. Éste último me hizo ver ese pesimismo como una conciencia despierta, no es un estado de ánimo, es un estado de alerta. Hay que reconocer lo malo para poder atacarlo.
Obras como esta son algo que apoyo y promuevo en la lógica de hacer conciencia, de reconocer las fallas sociales por las que atravesamos, de entender que todo pensamiento tiene consecuencias y que actuar como si estas no existieran sólo lo harán más terrible.
Por espantoso que suene, disfrute mucho el abordaje de la cinta, su dirección y las coreografías caninas. Desprecié las actuaciones humanas. Y me detendré a preguntar ¿en qué libro se basa la película? Porque tampoco tenía idea de eso.
cuando la fui a ver al cine una chica se puso a llorar y su novio la saco del cine, después de ese momento hubo muchas muchas muchas personas que se salieron de la sala.
ResponderBorrarPrimero piensas que la película tratará de una niña que quiere encontrar a su perrito, pero cuando empieza el entrenamiento del perro, y te das cuenta que esa clase de maltrato animal existe y es algo que se vive día a día no puedes evitar sentir pena por todos los animales que son explotados sin poder defenderse, la película es una critica a la opresión que han vivido innumerables personas durante la historia de la humanidad y la única forma de ganar su dignidad es mediante la violencia.
Es una obra de arte.
-Tacos al Pastor