Truth sobresale gracias a la intensa actuación de Cate Blanchett.
Hay algo qué decir y es que, como sucede siempre en el mundo real, hay verdades que deben callarse, otras que modificarse y otras en las cuales ni pensar. En este contexto, abundan las personas que siguen su espíritu perseverante, aquel espíritu de lucha que los lleva a romper los límites en busca de lo que ellos consideran "es lo correcto". En esta línea, así como con la reciente En primera plana, tenemos un equipo que busca desenterrar una vieja y mortal verdad que puede poner en jaque sectores importantes del gobierno, en este caso, y como lo narra Conspiración y poder (Truth), se trata de la hipótesis de si G. Bush realizó o no su servicio militar.
Dispersando cada elemento, la atmósfera que plantea el director James Vanderbilt te sumerge y, simultáneamente, te plantea la historia como si fueras un primerizo (o primeriza), te aborda todo con tanto detalle y curiosidad, que es imposible no sentir ganas por saber más de la historia, aunque por momentos parece que el conocer el meollo de la trama es irrelevante, pues sólo quieres ver a Blanchett demostrar talento ante las cámaras y ver cómo su lucha da giros inesperados (porque vaya que los hay) mientras lidiamos ciertamente con dos moralejas: el sistema siempre está arreglado y la voluntad que todos tenemos puede ser profunda y vigorosa, si nos lo proponemos.
Cate Blanchett, al lado de Denis Quaid, Topher Grace, entre otros famosos de la industria, logra un filme conmovedor, intenso, seductor, desgarrador y rompe paradigmas, especialmente por las motivaciones que se nos presentan. Algo realmente importante de esta cinta en particular es que logra lo que otros filmes del género, al menos los que he visto, tardan en conseguir: empatía o aversión hacia los personajes. Mientras la psicología de algunos es definida eficiente y velozmente, la de otras tarda en delinearse, y eso puede ser un factor contraproducente, pero no por ello algo que reclamar. No, hablamos de una cinta intensa, leal a los hecho que retrata, los cuales, por cierto, se basan en el libro que la misma Mary Mapes escribió durante la investigación de la historia que aquí se nos narra.
Y como esta clase de películas, tanto las escenas, ángulos de cámara, planos-secuencia y, por supuesto, el diseño de vestuario lucen interesantes, adhoc con la propuesta general. A la par de estos elementos técnicos tenemos montajes interesantes que sacan a relucir la fotografía tan clara aun en las escenas de oscuridad. Quizá por un lado, como factores en contra, estén el ritmo del guión, que en algunos momentos -contados- llega a cansar y una edición de repente mal hecha (quienes ya la vieron seguro lo notaron).
Las verdades siempre tienen un precio, un costo, y la lección que Blanchett como Mapes nos deja es que no importa cuánto cueste obtener y demostrar una verdad, nuestros principios morales deben estar en lo alto de nuestra vida, porque como ella lo demuestra, vivimos con nuestros errores y éxitos y eso nos define mucho. Una cinta que seguro ya habrán visto, y si no, vale la pena. Cate Blanchett ¡magnífica!
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