Crítica a Truman (Una sonrisa a la vida)


Truman, o Una sonrisa a la vida, es un drama con certeros toques de comedia que debe ser visto. 

Puede ser suficiente para ver esta película cuando en los datos técnicos de cartelera al ver el póster promocional, en el cine donde se ven los horarios, o en muchas de las críticas que surgen alrededor, se lee el nombre de Ricardo Darín en ello. Se puede ver la película sin pretensiones (excepto las que surgen tras leer el título de la misma) aventurándose a descubrir su contenido. La película, en primera instancia -no en un sentido general- vale por dos cosas: la naturaleza de su producción, que es argentina, y su protagonista Darín. Con esto considero que es suficiente para darse el tiempo de pagar el boleto, entrar a la función y disfrutar la historia que Cesc Gay nos ofrece aquí, en una propuesta que también incluye a Javier Cámara

La historia, sin arruinarla mucho con "spoilers", se centra en la busca que realiza Julián (Darín) para encontrarle un nuevo hogar a su perro Truman, pero antes de iniciar esta misión aparece su mejor amigo Tomás, interpretado por un estupendo Javier Cámara. Por qué Julián le busca nuevo hogar a su perro es algo que dejaré en misterio para quienes se aventuren a disfrutar esta historia en pantalla grande. 

Es aquí asertivo mencionar que el ritmo del guión es siempre constante, y no que sea rápido o muy lento, sino que siempre lleva su paso y permite al espectador disfrutar, más que el motivo del protagonista, su vínculo con el entorno, con los personajes, con sus seres queridos. Si bien los primeros encuadres de escena dictan una narrativa "apresurada" para dar comienzo al verdadero meollo de la historia, lo cierto es que la estructura narrativa tiene un fin, un motivo, está bien lograda y visto así, resulta completamente útil para relacionar al espectador con la visión que el personaje tiene de la vida. Vemos aquí un drama, aunque el tono es ligero e incluso, por donde se le vea, nos brinda una atmósfera aguda, inteligente, divertida y con exquisitos toques de comedia donde las risas no faltarán (no para quienes disfruten todo tipo de humor), porque ésta es una cinta muy completa: tenemos al protagonista, al co-protagonista, a los personajes secundarios que cumplen su papel, tenemos las causas y efectos, contamos también con los momentos "incómodos" que, curiosamente, complementan la esencia de la trama, y, por supuesto, personajes bien delineados y gracias a los cuales podemos decir, cuando los vemos enfrentar sus respectivas situaciones, decir "Yo haría esto otro" o "Lo haría así". Ricardo Darín (a quien recientemente hemos visto en Relatos Salvajes, Elefante blanco o quizá algunos más recuerden El secreto de sus ojos) logra aquí una inusual empatía con el público, y desde luego se separa de sus otros personajes, evidentemente, pero encontramos aquí, en el vínculo que construye con la audiencia, la deliciosa construcción de un personaje lleno de virtudes y defectos, quien tiene un propósito muy específico y eso promueve el que el espectador se interese por él. Un caso muy semejante, aunque por otras razones, es el que genera Javier Cámara. 

La cinta no pierde su camino, da muchas vueltas como parte de su objetivo final, arrancará varias risas para quienes se sumerjan profundamente con la historia, brindará lecciones importantes sobre la vida y, lo más importante, saldrán con un buen sabor de boca gracias a las increíbles actuaciones, dirección, guión y diseño de producción que este filme ofrece, lo cual es un acierto adicional. 

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