Crítica a Batman: Bad Blood



Batman: Bad Blood es una propuesta arriesgada que funciona. 

A diferencia de El hijo de Batman, en los rubros técnicos pero quizá no tanto en narrativa, y sí retomando ciertos eventos vistos en Batman vs. Robin, en Batman: Mala Sangre (Batman: Bad Blood) tenemos la colaboración del director Jay Oliva con el guionista J.M. De Matteis; quienes nuevamente se encargan de ofrecernos una espectacular película de acción trepidante, una ingeniosa -aunque por momentos aparentemente definitiva- aventura familiar que sorprende gratamente a los seguidores del Caballero Oscuro

Y es que a partir de The New 52 y el posterior reinicio conocido como Convergence, las aventuras de Batman han resultado interesantes, gracias a un gran equipo creativo empeñado en brindarnos historias cada vez más profundas. Entre los retos que cada historia presenta, está la ventaja de encontrar formidables diseños de personajes sin que éstos resulten exagerados, pero eso sí, son fascinantes. Si bien la dirección de Ethan Spaulding en otros proyectos de DC como Hijo de Batman, con Mala Sangre Oliva sabe entregar historias trascendentes, que rompen la expectativa y cuyos ritmos vertiginosos gozan de una columna vertebral argumentativa sobresaliente. 

En esta ocasión, y para disfrute del público, iniciamos la aventura acompañando a Batman a enfrentar a varios de sus villanos junto a "Batimujer": Luciérnaga, Tusk y Polilla Asesina. Es cuando ellos se topan con un misterioso sujeto que los acorrala y en una arriesgada maniobra de emergencia, Batman salva a Batimujer. Tiempo después, se desconoce el paradero del murciélago, alertando a Nightwing y Damian

Una de las novedades que esta película ofrece es la inclusión de villanos de Batman que no se ven tan a menudo, como Polilla Asesina, éste último menos difundido y que le añade frescura a la película, haciéndola más divertida aunque predecible por momentos. Se notan las ganas y el interés que la producción (Sam Register) tiene por explotar el universo gótico, a la par de la exitosa serie Gotham. Otra novedad aquí presente, en el aspecto de lo narrativo, es la pregunta que azota la curiosidad tanto de quienes siguen fervientemente las aventuras del detective de cómics más famoso del mundo como de aquellos que no: En un mundo sin Batman ¿qué pasaría? 

Y la verdad  todos los aspectos técnicos como edición, música, doblaje, animación, efectos visuales, se mantienen al nivel de calidad de las cintas anteriores. En el caso de la música, cortesía de Frederik Wiedman, ésta acompasa perfectamente las escenas en que es presentada y añade un tono épico a lo que vemos, pero lo más importante en este sentido: le imprime innovación. La dirección es impecable, y el guión casi (sí, casi) perfecto, salvo por escenas predecibles y otro par un tanto exageradas, que le restan impacto y "seriedad" a lo que vemos, es cumplidor si nos queremos ver muy exigentes, si no, entonces lo ponemos como "formidable"; su diseño narrativo nos permite, como espectadores, vislumbrar el hilo psicológico de los personajes y entender, a medida que se descubre, algunos momentos del pasado que cobran significado e importancia ahora. Bad Blood brilla por sí sola, pues a pesar de tener agujeros obvios en la trama, goza de una historia compleja que, si lo vemos como un "Dejá-vu", recuerda a The Dark Knight Rises (Dir. Nolan, 2012) pero bajo un enfoque más crudo y directo. 

Otro fuerte atributo que la cinta tiene es la capacidad de exploración, la oportunidad de profundizar en la psique y la importancia de Batman como personaje, no obstante y es preciso aclararlo, este conmovedor y magnífico viaje no es realizado de una forma directa, sino a través de los personajes más cercanos al protagonista; en muchos momentos el guión logra puntualizar y sembrar huellas analíticas sobre conceptos como dolor, pérdida, superación, crecimiento, sobre lo que nos define como seres humanos, la importancia de compartir quienes somos y sobre todo gratitud, ante uno mismo y los que nos rodean. Es claro, para quienes la vemos, que la cinta de repente peca de exagerada e intensa en el tono, pero este factor amenazante es compensando por un humor inteligente y sofisticado, algo que no se veía en la línea argumentativa general ni en otras cintas de DC. 

Batman: Mala Sangre es una estupenda película, una cinta que nos lleva, como muchas otras, a pensar y repensar acerca de los lazos familiares, utilizando elementos narrativos (personajes, circunstancias, causas y efectos) que pueden ser trillados o todo lo opuesto, originales, si se sabe utilizarlos; pero más allá, la historia es buena, construida de una forma interesante y con giros de tuerca necesarios; aunque exagerada y predecible en algunos momentos -el guión está bien hecho-, es una cinta recomendable y disfrutable. Pero aquí, y hablando en términos generales, la pregunta universal permanece y no tenemos respuesta: Batman es un gran personaje, nadie lo duda, pero no es el único en el Universo DC, así sin contar la inminente Justice League vs Teen Titans ¿se arriesgará DC a producir más cintas sobre Flash, Linterna Verde, Cyborg o incluso más de Aquaman? Esperemos que sí. 

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