Por EdSQ.
Después de haber leído la trilogía, quedé maravillado de saber que habría una adaptación al respecto. Y el hecho de que sea televisiva encapsula parte del riesgo, pero simultáneamente otorga cierta "libertad creativa" y permite que las esperanzas de continuación prevalezcan y no estén —del todo— supeditadas a una taquilla que "decidiera" el destino final de esta producción.
Así,
la anticipadísima adaptación de Memorias de Idhún llega a Netflix de la
mano talentosa autora y creadora de este universo, Laura Gallego (claro, apoyada
por un elenco y producción esmerados en brindarnos a los fans de esta historia
un producto de calidad). La verdad, se nota el esmero. Toda la emoción, el misterio, el
temple y las pistas que la escritora disemina a lo largo de su trilogía literaria aquí
los veo plasmados con respeto, pasión y compromiso. Y, ¿Cómo no iba a ser así, si ella misma se ocupó de escribir
el guion?
Entrando en tecnicismos audiovisuales, no me esperaba ciertas inflexiones de voz en momentos de misterio o incluso acción, nada que desentone en sí, pero brinca un poco; aun así, disfruto de la historia. Los tres principales Jack, Victoria y Kirtash (Iztan Escamilla, Michelle Jenner y Sergio Mur, respectivamente; un acierto sus voces para profundizar en la psique de los protagonistas) son perfectos ejes y en todo momento rinden un homenaje adecuado a sus fuentes literarias. No me quitan las ganas de ver la serie y, al contrario, me adentran más y más en la trama.
Comenzamos con el momento en que Jack vuelve a casa y se topa con Kirtash atacando a sus papás. Al instante, aparecen de la nada Alsan y Shail a rescatarlo a tiempo y es cuando el primer giro de tuerca en la historia comienza, tal cual el libro. ¿Quién es ese muchacho? ¿Qué le hizo a sus papás? ¿Por qué los atacó? Un comienzo que aumenta el suspense, añade tensión y empieza a matizar a los personajes. Correcta fidelidad. Eso me gusta, aun cuando ya tuve la desastrosa experiencia con otra adaptación fílmica que me demostró que no toda “calca” es de calidad, pero aquí, aquí lo vale. Lo vale tanto porque la historia se toma su tiempo, su ritmo para avanzar, y aunque me intriga muchísimo por qué son tan solo cinco episodios de menos de media hora, —sumado a la estoicidad de Victoria cuando Jack se va— pues terminan siendo pocos “distractores”; pero aun así me corresponde decir que me entusiasma, me alegra y disfruté cada instante.
Digo,
siento técnicos y objetivos, estos primeros cinco episodios “resumen” de forma
inteligente, eficiente y práctica el primer sub-libro de la trilogía
(recordemos que son seis tomos subsumidos en una trilogía general), por lo que
no es tan sorprendente, quizás, que Laura quiso recortar relleno o bien suprimir
elementos que pudieron haber ralentizado la historia, porque solamente encontré
algo muy ágil —a ratos demasiado apresurado— que parece contar todo como si no hubiera
tiempo, pero eso sí, la brevísima escena de Ashran es estupenda y el conocido
temple de Kirtash algo sensacional, perfecto oposición a la precipitación tan
característica de Jack y las ansias de justicia y amor de Victoria. Tecnicismos
a un lado… la historia rinde tributo, un con corazón, alma, cariño y gratitud a
sus miles de fans(puedes encontrar toda la información sobre la producción en la
siguiente liga: https://www.lauragallego.com/memorias-de-idhun-en-netflix/).
La historia de Idhún comienza aquí y ruego que continúe, porque es fantástica y su adaptación me ha dejado tranquilo. Además de todo, ¡¡excelente animación!! No puedo esperar a la continuación. ¡Gracias Netflix, gracias, Laura!
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