Una trilogía que bien pudo quedarse como una sola película de tres horas bien condensadas.
Por EdSQ
Si acaso los fans —o "fanes", como se dice estrictamente en español— de esta
historia me leen, no me linchen. No tengo el placer de haber leído la trilogía;
ni siquiera sabía que existía, pero tiene sentido: más de la mitad de las
producciones cinematográficas están basadas en libros; si no, en obras de
teatro; si no, en casos de la vida real. Creo es un sector muy específico el
que obedece a propuestas "originales", por llamarlo de algún modo. Y,
bueno, heme aquí para discutir las bondades y las peripecias de una trilogía
cuya fuente desconozco, pero que me interesó por el género de su premisa: el
crimen.
Hay un cadáver en un río. Nadie vio nada. Nadie sabe nada; hay que
buscar pistas. Como toda historia de crimen, el elemento policíaco debe desentrañar el misterio del crimen. Para ello, es esencial la participación de un personaje empático con las víctimas, que sea inteligente, astuto, luchador, incansable, pero no perfecta; no todo es miel sobre hojuelas,
también debe haber espacio —dentro del personaje mismo— para las carencias, las
faltas y, desde luego, un lado oscuro propio. De alguna forma y gracias a las
intervenciones de un “mentor”, sé que la protagonista fue entrenada por el FBI.
Así que podría pensar en la Trilogía del Baztán como el «regreso» de un personaje
capacitado para hacer frente al mal que ha llegado a su ciudad.
Como se trata de una trilogía, lo primero que pensé es que todo el grueso de la historia consistiría en “la buena enfrentará
tres malos distintos o dos «temporales» para, al final vencer al villano
central”, pero ocurre que La Trilogía del Bastán vierte su interés en enfrentar solamente un mal, guardando al más psicológico para el final y dejando el "de interés" en el momento en que la cámara se ha detenido para situar toda la atención en el enfoque más histórico de la trilogía, que desafortunadamente tiene algunos momentos
anticlimáticos, justificados posteriormente aunque no llevan de
entrada la carga emocional necesario o no coinciden con la construcción obtenida
previamente en el metraje. Sí, tampoco sé qué tanta sea la fidelidad al
material de origen, pero eso no me quita que no pueda disfrutar la historia. Yo
la vi con dos enfoques.
El primero es que me resultó entretenida ver la lucha de la jefa de policía, quien sabe que debe hacer su
trabajo aun si ello supone hacer frente a sus superiores, llevando a nuevos
límites el concepto de la proactividad y la iniciativa. Marta Etura interpreta
a la policía/detective protagonista, de nombre Amaia Salazar, que es caracterizada por vivir una
niñez llena de temor provocado por una madre que confundía amor con opresión y
manipulación. Por esto, ya siendo adulta Amaia cosechó en su interior un claro
resentimiento hacia su madre, derivado en una eterna suspicacia que, no
obstante, encuentra su punto más álgido en el final. No hay un solo momento en toda la trilogía en que no la vea fuerte, vulnerable, falible, poderosa, llamativa e ignorante, pero siempre con las ganas de hacer lo correcto, aun si eso implica "mancharse un poco las manos". La
veo ejercer su profesión, su liderazgo y su autoridad, he pensado “¡Qué intuitiva!
¡Qué valiente! ¡Claro, buena idea!” por compartir algunas ideas; de que hubo
asombro, lo hubo.
El segundo enfoque con el que vi la historia es que todos siempre
tenemos algo que proteger… y que España está precioso por donde lo vea. Teniendo
ambas motivaciones concluí la Trilogía del Baztán que, siendo honesto,
pudo quedarse como una sola película bien contada en casi tres horas, o
poco más, trabajando la serie de pistas que llevan a Amaia a confrontar al Juez,
villano último y cuyas acciones fueron el centro oculto de todos los demás acontecimientos
en la historia. Interesante el personaje porque es el clásico “justifico todo
lo mal que hago con amor” y que me resulta poco creíble, pero sirve para dejar
llena la oposición con la protagonista. Pérdidas aquí, muertes allá, mentadas
de ajuya, pero entretenimiento... aquí y solamente aquí.
Y reitero mi impresión de que la historia fue alargada innecesariamente porque me dio
la fuerte impresión de que Legado en los Huesos es una especie de bisagra, una puerta de cara a conflictos que SÍ o SÍ debían ser resueltos en el final de la trilogía, por lo tanto, ¿qué quedaba sino llenar el desarrollo principal de suspense y planteamiento para explicar lo que será el conflicto final? Por lo mismo, es en general una historia de ritmo paciente, paja evidente, pausada
en algunas secuencias, más apresurada en otras, retomando subtramas de la
primera parte y medio concluyéndolas en el final, titulado Ofrenda a la Tormenta,
pero sin buscar dejar muchos cabos sueltos. Quienes leyeron la trilogía pueden
opinar sin filtros. No me ofenderé.
En cuanto a las actuaciones, éstas son aceptables. Aunque admito que me aventé toda la trilogía con subtítulos, pues si bien el castellano me gusta, a ratos el acento es
ininteligible, así que… no siempre mola. Por lo demás, bellas locaciones, bella
fotografía, muy buen suspenso, muy buena acción, llamativos carros, casas
deslumbrantes y un elenco esforzado. Gracias.
Ya leí tu crítica! Coincido hasta cierto punto. Ya desde el poster de la II y la III anticipé que de trataría de los mismos personajes, y pensé que eso incidiría negativamente en la trama. Pero "Ofrenda a la Tormenta" es un espectacular cierre, que se defiende como película "singular", aun sin nada de contexto. No hubo sorpresas, el "villano" fue hasta cierto punto predecible. Desconozco el material fuente, y me gustaría que hubiera una continuación, aunque en diferentes escenarios y circunstancias, ya dejando atrás toda esa aura de superstición. Momento muy emotivo para mí fue el fallecimiento de Jonan, no lo esperaba y emocionalmente fue impactante. Me gustó que se le diera la importancia suficiente, y que su muerte no haya sido del todo en vano. También el "suicidio" de la madre, y la frase que le acompañó: "los lobos no se suicidan". Me identifiqué con la protagonista, y ví que desafortunadamente el precio de la intuición a veces resulta muy caro. Después de tanta experiencia traumática, uno pensaría que no le quedaría más fuerza, y creo que extrañamente eso me produjo paz.
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