Esta cinta, que llegó a los cines hace cuatro meses (sí) puedes verla hoy como un homenaje a la perseverancia. También como un consejo sobre que emborracharte después de un pasado ideal no es la mejor opción, especialmente si fuiste alguien destacado. A la vez es una lección sobre dedicación y esfuerzo. No obstante, aunque la receta e ingredientes de muchas otras películas las encontramos aquí al servicio de la estructura narrativa, entretiene y agrada hasta eso.
Eddie "The Eagle" (Taron Egerton) es un muchacho que desde pequeño posee un espíritu pserverante poco común (bueno, sí es común si lo comparas con otros personajes con la misma clase de esfuerzo) que, pese a tener una dificultad con sus piernas, nunca se rinde y dispone a superarse, a ir más allá, a costa de la reticencia de su papá y las dudas de su mamá, muy a pesar de los abucheos de sus vecinos, de la discriminación de la demás gente. Cliché aquí, cliché allá, no por ello menos interesante. Es aquí donde viene mi percepción: la cinta, aunque película clásica de superación personal, se coloca demasiado en el género de la comedia. Quizá ello explique por qué Egerton trae, en TODA la película, una cara de "Ya me hice caca en los pantalones", o peor aún "Ya me tiré un pedo y no quiero que nadie se dé cuenta". Digo, para su buena fortuna, esa ridícula expresión le queda y congenia con la psicología de su personaje. En este sentido la dirección acertó, pues nos aleja palpablemente de su construcción en Kingsman, donde interpreta la otra cara de la moneda: un muchacho sumamente ágil. Aquí, para mantener el equilibrio tiene que pensar un poco en sexo (mención especial a la divertidísima escena de Jackman fingiendo un orgasmo, ¡espectacular!), bueno no tanto.
Y pues para ser una película con Déjà vu por doquier, satisface; sus planos largos, sus movimientos de cámara para atrapar la acción visual para deleite del espectador son grandiosas. Sí, y es que si desde el primer momento respiras ese aire de "Esto ya lo he visto, ¿me lo aventaré de nuevo? Al menos espero que sea divertido", es porque realmente la cinta ofrece algo entretenido, no sólo por la separación -temporal- de Jackman con su Lobezno, no sólo porque interprete a un tipo muchísimo menos rudo, sino por el espíritu, el carisma, la simpatía y la inocencia que exuda Egerton. Este muchacho lo logra, su actuación está de huevos con la inocencia (hay que tomar leche).
Se pasa con su acento británico, que por momentos parece lucir demasiado elegante para lo que el filme propone, mismo caso con Jim Broadbent (el comentarista que lo apoya y que comparte con Atkinson esa mirada de "simpático idiota"), pero no te alarmes. No es una cinta de personajes, sólo de "Perdóname por haber sido un imbécil. Ahora reconoce que tengo talento y salgamos a decirle al mundo que somos los mejores". En esta línea, la película se defiende bastante bien, a lo mejor un tanto exagerada, pero lo logra. ¿Su problema? Es de un ritmo pausado, y como dije arriba, la estructura narrativa es diferente a lo esperado, con todo y que nos dan algo que hemos visto infinidad de veces; al proyecto lo rescata su excelente apartado musical (hasta mueves el trasero de la emoción): desde Suddenly de LeAnn Rimes hasta Utopia de Sofía Loell. Cada pieza aporta su magnetismo, su magia, su tono especial.
No en valde la cinta está basada en un hecho real (investiga cuál) y ello le añade su toque de "autenticidad" con los sueños (no intentes romperte la madre practicando esquí), es película, pero está bien construida; Egerton y Jackman entregan buenos papeles. Digamos que aceptables, para tratarse de un recorrido de esta medida. Tiene algunos buenos chistes, momentos dramáticos esperados, nada del otro mundo, pero eso sí: si la familia te apoya, aprovecha el momento. Son ocasiones contadas. No abuses de la suerte, Eddie Edwards no lo hizo y cumplió su sueño. ¡Bien! Entretenida, con buena producción (¡cuánto montaje!), excelente fotografía -¡Caramba! Qué bellos atardeceres, y yo aquí respirando pura contaminación- y buenos efectos prácticos para sentir la adrenalina. Vale la pena para un domingo por la tarde, con tu pizza a un lado.
Y pues para ser una película con Déjà vu por doquier, satisface; sus planos largos, sus movimientos de cámara para atrapar la acción visual para deleite del espectador son grandiosas. Sí, y es que si desde el primer momento respiras ese aire de "Esto ya lo he visto, ¿me lo aventaré de nuevo? Al menos espero que sea divertido", es porque realmente la cinta ofrece algo entretenido, no sólo por la separación -temporal- de Jackman con su Lobezno, no sólo porque interprete a un tipo muchísimo menos rudo, sino por el espíritu, el carisma, la simpatía y la inocencia que exuda Egerton. Este muchacho lo logra, su actuación está de huevos con la inocencia (hay que tomar leche).
Se pasa con su acento británico, que por momentos parece lucir demasiado elegante para lo que el filme propone, mismo caso con Jim Broadbent (el comentarista que lo apoya y que comparte con Atkinson esa mirada de "simpático idiota"), pero no te alarmes. No es una cinta de personajes, sólo de "Perdóname por haber sido un imbécil. Ahora reconoce que tengo talento y salgamos a decirle al mundo que somos los mejores". En esta línea, la película se defiende bastante bien, a lo mejor un tanto exagerada, pero lo logra. ¿Su problema? Es de un ritmo pausado, y como dije arriba, la estructura narrativa es diferente a lo esperado, con todo y que nos dan algo que hemos visto infinidad de veces; al proyecto lo rescata su excelente apartado musical (hasta mueves el trasero de la emoción): desde Suddenly de LeAnn Rimes hasta Utopia de Sofía Loell. Cada pieza aporta su magnetismo, su magia, su tono especial.
No en valde la cinta está basada en un hecho real (investiga cuál) y ello le añade su toque de "autenticidad" con los sueños (no intentes romperte la madre practicando esquí), es película, pero está bien construida; Egerton y Jackman entregan buenos papeles. Digamos que aceptables, para tratarse de un recorrido de esta medida. Tiene algunos buenos chistes, momentos dramáticos esperados, nada del otro mundo, pero eso sí: si la familia te apoya, aprovecha el momento. Son ocasiones contadas. No abuses de la suerte, Eddie Edwards no lo hizo y cumplió su sueño. ¡Bien! Entretenida, con buena producción (¡cuánto montaje!), excelente fotografía -¡Caramba! Qué bellos atardeceres, y yo aquí respirando pura contaminación- y buenos efectos prácticos para sentir la adrenalina. Vale la pena para un domingo por la tarde, con tu pizza a un lado.
Jajajaja me encantó el desarrollo de la crítica. Un tanto recargado en la auto crítica y esos aforismos tan cínicos. Muy divertido, quizás contagiado del mismo espíritu de la cinta en cuestión. Aunque sí tengo mis observaciones: ¡¿qué rayos con 'Lobezno'?! Es la peor aproximación a una traducción (claro que la traducciòn literal del animal original —Glotón— tampoco funciona).
ResponderBorrarOtra cinta que sumo a la lista de 'Pendientes' gracias a esa tentadora-morbosa escena de ver a Logan fingir un orgasmo como damisela en peligro. XD
Jajajaja gracias, supongo que no la dejé fluir taanto XD
BorrarGracias, es parte del ambiente.
Sobre el apodo, así es como lo llaman ¿que no?
Sí, esa escena es estupenda :)