Retomando un poco el tema discutido antes, he aquí breves apuntes reflexivos, de corte histórico-cronológico, donde desglosaré conceptos que me ocupan en esta entrada. Comienzo:
Ateísmo es, en un sentido amplio, la no creencia en deidades u otros seres sobrenaturales. Hablando de forma más estricta, el ateísmo es la posición que niega la existencia de deidades. Hay quienes la definen como una doctrina o posición que rechaza el teísmo (la creencia en Dios).
Ateísmo es, en un sentido amplio, la no creencia en deidades u otros seres sobrenaturales. Hablando de forma más estricta, el ateísmo es la posición que niega la existencia de deidades. Hay quienes la definen como una doctrina o posición que rechaza el teísmo (la creencia en Dios).
En un espacio más amplio podría incluirse la definición de ateísmo, tanto ateas como aquellos que, sin creer en una deidad, no cuentan con elementos para confirmar o negar su existencia. Tal es esa dicotomía en virtud de la palabra que señale el camino a seguir (si esto puede darse), que encontramos una tercer categoría: agnósticos. Los llamados agnósticos rechazan la posibilidad de afirmar o negar una deidad; deniegan el reconocerse como ateos o creyentes, ya que consideran inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia o simplemente irrelevante.
El término ateísmo se aplica a las personas que declaran/afirman no creer en ningún Dios, fuerza sobrenatural o el "espíritu divino". Según el historiador Francisco Díez de Velasco, ser ateo o negar la existencia de un dios -o dioses-, no implica necesariamente la exclusión o inclusión a una religión; es bien sabido que existen religiones, como el budismo, que niegan la existencia de Dios o que simplememente omiten mencionarlos. Por consiguiente, son ateas o más correctamente no teístas. Los postulados del ateísmo son contrarios a los que sostienen las creencias religiosas y que implican una crítica a la religión.
El término, en su raíz etimológica, proviene del adjetivo griego αθεος (atheós) , que significa ‘sin dios’ (en ambos sentidos: el de no creer en uno o más dioses o de solamente no venerarlos); siendo a la partícula negativa ‘no’ o ‘sin’; y theós: ‘dios’ (literalmente Zeus). Esta letra theta (θ Θ) griega se pronunciaba como la zeta de los españoles; justamente, en el alfabeto fonético la zeta española se representa con esa letra θ. En cambio, la dseda griega (ζ Ζ) se pronuncia como una mezcla de D con Z.
En el caso del idioma inglés, el término atheism fue el resultado de la adopción del francés athéisme en 1587 aproximadamente, el cual a su vez proviene de athée. Posteriormente a la palabra ateísmo se añadieron las palabras deísta (1621, en inglés) y teísta (1662, en inglés). El término ateo tuvo su primer uso en la Roma antigua, para designar a todo aquel que no creyera en los dioses del panteón romano, en particular a los cristianos.
A raíz de la confluencia de las religiones en el mundo, el sentido etimológico de la palabra exponenció todo su significado para subsumir a todos tipo de dioses, ya que parecía injusto designar como "ateístas" a quienes creían en cierto dios, razón por la cual el término se limitó a las personas que no creyesen en ningún dios. Actualmente el adjetivo ateo es obsoleto para designar a los que no creen en unos dioses aunque crean en otros.
Este ateísmo se caracteriza por la negación definitiva de la existencia de dioses. En un principio se comenzó a argumentar en contra de la existencia de dioses, encontrando explicaciones sociológicas, psicológicas o históricas para el teísmo, distintas de la existencia de dioses. Con el desarrollo de la ciencia y el conocimiento humano, eran muchos los autores que denunciaban la irrelevancia de la creencia en deidades, siendo el biólogo Richard Dawkins uno de los más importantes exponentes de esta denuncia. Otros importantes autores con los que cuenta este movimiento son marxistas, Ludwig Feuerbach, Ausguste Comte y el polémico Friedrich Nietzsche en el siglo XIX y Daniel Dennett en el siglo XX y XXI. A menudo también parte del supuesto de que no se debe conceder visos de posibilidad a una proposición arbitraria como la existencia de un dios.
Agnosticismo y Ateísmo
Aunque formalmente se distingue entre agnosticismo y ateísmo, el primero equivale al segundo en la práctica, ya que constituye, por defecto, una negación por exclusión y tabú. La práctica social en muchos países avanzados es de orden agnóstico, por confinamiento del teísmo en las conciencias y exclusión en la exterioridad, proclamando la cuestión religiosa como algo privado y propio de cada ciudadano.
El agnosticismo no niega claramente la existencia de los dioses, sino que niega sólo el conocimiento que se tenga sobre ellos, y por esta razón, muchos ateístas no lo clasifican como ateo. Los agnósticos, al igual que muchos ateístas, a menudo argumentan que la importancia de la prueba recae sobre quien afirma algo, y no sobre quien deja de creerlo. Es por esto que negar la existencia de dioses no requiere de una prueba tanto como lo requiere la afirmación de su existencia. Algunos ejemplos de agnosticismo:
Agnosticismo fuerte
Esta forma de ateísmo agnóstico afirma que no sólo es desconocida la existencia de dioses, sino que es imposible de conocer, debido a lo sobrenatural e inalcanzable de la idea de éstos.
Agnosticismo débil
Estas personas afirman que a pesar de la falta de conocimiento sobre la existencia de dioses, no hay razón para pensar que este conocimiento sea inalcanzable. Este tipo de ateísmo se divide a su vez según se considere que el conocimiento sobre la existencia de dioses sea interesante.
Agnosticismo interesado
Es aquél que considera que el conocimiento sobre la existencia de dios es interesante y relevante.
Agnosticismo débil apático
Que considera que el conocimiento de la existencia de seres sobrenaturales no es interesante ni relevante. Esta forma de agnosticismo puede derivarse de razones filosóficas o de la mera indiferencia del individuo por lo sobrenatural.
Agnosticismo práctico
Es el más extendido de todos las formas de agnosticismo y se caracteriza por un consenso implícito de inconveniencia o tabú para la cuestión la existencia de cualquier deidad o sus derivaciones. Su forma habitual es el confinamiento de esa cuestión al ámbito interior de la intimidad personal y la exclusión tácita de toda manifestación exterior, no sólo en las conductas, sino también en el mismo lenguaje, en el habla social.
Discusión Teística
La discusión en torno a si existen Dioses o no ha sido siempre con base en argumentos que defienden o atacan el asunto. En el contexto contemporáneo, y especialmente en Occidente, esta discusión suele centrarse en torno del Dios judeo-cristiano, sobre quien trata la mayoría de las argumentaciones en el contexto antes mencionado:
Argumento del desacuerdo interreligioso
Éste es un argumento ampliamente usado en las discusiones sobre la existencia de un dios por parte de los defensores del ateísmo. Consiste en señalar las diferencias y contradicciones entre las religiones y, consecuentemente, señalar que no pueden ser todas ciertas. La principal conclusión a la que algunos han llegado es que todas las religiones o bien son falsas, o simplemente se opta por negar el sincretismo, con los argumentos ya expuestos.
Argumento por la existencia del mal
Se conoce con este nombre al argumento con el que se pretende demostrar la inexistencia de un dios entendido en su forma judeo-cristiana, al observar una contradicción entre sus principales atributos: la bondad, y la omnipotencia. Es desde este ángulo de donde han sido más críticas y desaprobaciones que imposibilitan su credibilidad como tal. Y por si no fuera suficiente, de aquí se recoge el concepto de la existencia del mal en el mundo, indicando que este mal sería contrario a la voluntad de un Dios y que si ese Dios fuera omnipotente acabaría con el mal rotundamente. Al no ser así, este razonamiento demuestra que no puede existir ese Dios bueno y omnipotente a la vez.
Argumento por pedido de demostración
Este argumento desmiente la base epistemológica de la fe, explicando que la carga de la prueba recae sobre quienes defienden cierta postura -en particular la existencia de deidades-, y que en caso contrario, serían creíbles todas las cosas imaginables. Otra variante es la negación de la existencia de deidades basada en la ausencia de pruebas.
Probablemente el ateísmo haya existido desde el origen de las creencias teístas, ya que es difícil que la totalidad de los miembros de una sociedad compartan su pensamiento religioso; verlo como una característica común. A lo largo de la historia, las opiniones teístas ligadas a la religión han tenido generalmente una posición predominante en las sociedades. Los que se oponen a estas posturas no han tenido siempre la oportunidad de expresar sus opiniones en público debido a fenómenos, quizá un tanto pueriles o inverosímiles, como "caza de brujas" o la terrible Inquisición en la Europa cristiana. Por eso en distintos momentos históricos, es raro encontrar puntos de vista ateístas en manuscritos u otros referentes históricos.
Antigüedad
Tiene relevancia la escuela Chárvaka, por el nombre de su fundador, una escuela surgida en la India en torno al siglo VI a. e. c., que defendía una interpretación filosóficamente ateísta y materialista del mundo, y cuya interpretación del origen de la religión y del papel del clero se parece a la del ateísmo occidental moderno. Enfrentada con posturas religiosas fuertemente organizadas, sus escritos fueron destruidos de manera sistemática y sólo han sobrevivido fragmentos (especialmente del Barjaspatiá Sutra) enmarcados en textos hostiles.
En la antigua Grecia vivieron filósofos supuestamente ateos o, más bien, agnósticos, que no aprobaban la religión que dominaba su sociedad, más por tratar de encontrar explicaciones naturalistas a su entorno que por atribuir el todo a la presencia de Dioses. La mayoría tenía una postura materialista, según la cual todas las cosas son esencialmente materiales; incluso los fenómenos «espirituales» tendrían una base material, por lo que no sería necesario ningún dios. En el siglo V a.e.c., el término «ateo» adquirió un significado adicional, expresando una falta total de relación con los dioses; esto es, ‘negador de los dioses, incrédulo, irreligioso, antirreligioso, sacrílego’, con una connotación más parecida a nuestro término actual ‘impío’. Un término menos peyorativo en esa época era asebēs.
Los primeros filósofos que negaron la existencia de los dioses tradicionales fueron algunos sofistas griegos, siendo el primero Protágoras (480-410 a.e.c.), quien fue exiliado de Atenas por ateísta. Aunque en realidad su posición era más escéptica que agnóstica respecto al tema religioso, se le considera en este grupo; también Diágoras de Melos y Critias. Otros filósofos griegos ofrecieron un enfoque más práctico del ateísmo. Demócrito (460-370 a.e.c.), que junto a Leucipo, fue el primero en pensar que la realidad estaba compuesta por átomos y vacío, pensaba que la inexistencia de los dioses se seguía de la existencia de mejores explicaciones para el mundo real, postulando su visión de un universo compuesto por átomos, la primera visión mecanicista del universo; en realidad, admitía la existencia de dioses "atómicos", lo cual se prueba porque tenemos imágenes de ellos (y sólo tenemos imágenes de lo que hemos experimentado a nivel sensible). Hubo otros materialistas como Epicuro (341-270 a.e.c.) y su seguidor romano Lucrecio (98-55 a.e.c.), que aunque no negaban explícitamente la existencia de las divinidades, sostenían que éstas no tendrían ninguna interacción con las actividades humanas.
Como sustantivo abstracto, existía también atheotēs (‘ateísmo’). El escritor y político romano Cicerón (106-43 a. e. c.) transcribió atheós al latín atheus. Ésta palabra tomó un significado ambivalente en el Imperio romano, en las discusiones entre cristianos y «paganos» (desde el siglo II de nuestra era); cada grupo atribuía el término athéoi al otro.
Edad Media
Durante la Edad Media en Europa el ateísmo filosófico o teórico (otra cosa es el indiferentismo práctico) fue un fenómeno socialmente minoritario limitado a personas singulares o a algunos grupos filosóficos. La metafísica, la religión y la teología habían sido añadidas al quadrivium como materias primarias en la docencia, y la enseñanza quedaba al cargo de la iglesia católica bajo la autoridad de los obispos. El cristianismo deja de ser perseguido a partir del siglo IV, con el Edicto de Milán, y en los tres últimos siglos de la Edad Media se produce una clericalización de la sociedad, en la que la iglesia organiza y fortalece todo el aparato administrativo, fiscal, judicial e intelectual. La Inquisición oficiaba para castigar y erradicar las herejías y la blasfemia (y la brujería), términos que incluían toda desviación del dogma que pudiera conllevar críticas o escepticismo frente a los preceptos religiosos dominantes, así como la creencia en otras doctrinas como el catarismo o religiones como el judaismo y el islam. Casi no se empleaba aún el término atheo o atheísta, quedando éstos difuminados entre las numerosas herejías que se extendieron por Europa occidental en ese periodo.
Del Renacimiento al siglo XIX
Mijaíl Bakunin.El materialismo y la resistencia a la iglesia católica fue la marca del humanismo renacentista (1400-1500), que promovía la libertad de pensamiento y el desarrollo del escepticismo. La visión ateísta reaparece recién en algunos filósofos renacentistas, como Pietro Pomponazzi. Leonardo da Vinci se enfrentaba a las autoridades religiosas al sostener que la explicación sólo puede proceder de la experimentación. Otros pensadores como Nicolás Maquiavelo y François Rabelais formularon críticas hacia la religión y la Iglesia, y el pensamiento de Raimundo de Sabunde, traducido al francés y alabado por el filósofo Michel de Montaigne, marcó un paso decisivo en la vía del escepticismo.
Las palabras ateo y ateísmo empezaron a emplearse en francés a partir del siglo xviii. El ateísmo aumentó sustancialmente en el siglo xix, paralelamente al conocimiento del mundo natural y a la filosofía positivista. En este sentido cobró importancia la teoría de la evolución por selección natural de Charles Darwin, quien era un agnóstico en cuanto a que ofreció una explicación del orden en la Naturaleza basada en un mecanismo natural, el cual le iba dejando menos campo de acción a la creencia. En esta época se desarrollaron los regímenes liberales, surgidos de los ideales de la Revolución francesa (1789), que empezaron a garantizar la libertad de conciencia, dejando progresivamente de ser las posiciones ateístas, o simplemente heterodoxas, objeto de persecución.
El ateísmo fue desarrollado por filósofos de la izquierda hegeliana como Ludwig Feuerbach y se convirtió en un aspecto básico del materialismo dialéctico de los filósofos alemanes Karl Marx & Friedrich Engels (quienes cimentaron su postura materialista con base en las teorías filosóficas de Demócrito y Epicuro), así como en el positivismo de Auguste Comte y el materialismo científico-natural de Félix Le Dantec. La defensa más radical del ateísmo fue desarrollada por los fundadores del anarquismo, más en concreto por Mijaíl Bakunin, que llamaba a la "destrucción" de la idea de "dios" en su obra Dios y el Estado:
Amantes y envidiosos de la libertad humana, y considerándola como la condición absoluta de todo lo que adoramos y respetamos en la humanidad, doy vuelta la frase de Voltaire y digo: si Dios existe realmente, habría que hacerlo desaparecer. Max Stirner (seudónimo de Johann Kaspar Schmidt, contemporáneo de Marx) publicó en 1844 El único y su propiedad, obra que puede ser amado u odiada por igual. En ésta choca con un ateísmo sin medias tintas, y además de que critica a Feuerbach, Bauer y a los comunistas, hace tabla rasa de toda la filosofía precedente y de los fantasmas de la irracionalidad, propugnando un extremo individualismo y adoptando incluso el propio término egoísmo. Friedrich Nietzsche, importante filósofo nihilista, y gran crítico del cristianismo, se sintió fuertemente atraído por la obra de Stirner, tanto que temía ser acusado de plagio; en sus obras La gaya ciencia y Así habló Zaratustra hace explícita la frase 'Dios ha muerto' y en la obra El Anticristo expone la perversión que ha sufrido el cristianismo. También fue notable el pensamiento de Arthur Schopenhauer (1788-1860), que algunos definen como «el ateísmo de la desesperación».
[Puede que algunos de los temas inmersos en las obras recién citadas ofrezcan posturas orientadas al ámbito moralista como "contra-argumentación" a la religión, pero no hay que ser tan extremistas. No será ésa la intención. Sólo será ampliar el espectro de reflexión, y para ello basta con formular más que responder. El tema de la axiología va más por el concepto del valor con v.g., Teoría de la Justicia, de John Rawls, una maravillosa obra de la que espero estar platicándote a finales de este año o principios del siguiente].
[Puede que algunos de los temas inmersos en las obras recién citadas ofrezcan posturas orientadas al ámbito moralista como "contra-argumentación" a la religión, pero no hay que ser tan extremistas. No será ésa la intención. Sólo será ampliar el espectro de reflexión, y para ello basta con formular más que responder. El tema de la axiología va más por el concepto del valor con v.g., Teoría de la Justicia, de John Rawls, una maravillosa obra de la que espero estar platicándote a finales de este año o principios del siguiente].
Debe señalarse la importancia que el libro El origen de las especies de Charles Darwin (1809-1882) y la aceptación generalizada de la teoría de la evolución van a suponer para el cuestionamiento de la creación divina del hombre y de las distintas especies animales, una de las razones que justificaba satisfactoriamente la existencia de un dios, y el consecuente reforzamiento de posiciones tanto ateas o ateístas como agnósticas.
Siglo XX y XXI
Con el surgimiento de los estados socialistas, nacidos de la Revolución de Octubre, el ateísmo pasó de ser una postura minoritaria a ser una política de Estado. Principalmente en la Unión Soviética, y en los países firmantes del Pacto de Varsovia, el afán del estado por imponer el ateísmo materialista derivado del marxismo fue causa de persecución para las diversas religiones practicadas en esos países.
Contrapuestos a estos estados, la mayoría del resto de los países del mundo institucionalizaron la separación de la Iglesia y el Estado, declarando el estado laico, siendo los países árabes la principal excepción. A lo largo del siglo XX ciertos países del bloque socialista adoptaron la "laicidad" en favor del ateísmo de estado. El siglo XX también vio enormes avances en la ciencia, y el ateísmo o el escepticismo se convirtieron en las posiciones más comunes entre los científicos y gente cultivada.
Notables pensadores ateístas del siglo XX son el novelista Albert Camus (El extranjero), la filósofa y novelista Ayn Rand, el filósofo Jean-Paul Sartre (conocido por su filosofía existencialista) y el matemático y filósofo Bertrand Russell (filósofo versátil y del que también haré análisis sobre su Historia de la Filosofía). Con la caída del bloque socialista en los años 90 del siglo XX, las religiones en los antiguos países socialistas retomaron parte de su antigua importancia, aunque el ateísmo continúa siendo muy extendido en estos países.
Entre los siglos XX y XXI personajes ya mencionados como Richard Dawkins (etólogo), Peter Atkins (químico), Sam Harris (escritor), Christopher Hitchens (escritor), Gustavo Bueno (filósofo -el cual, por cierto, falleció hace poco-) y Fernando Savater (escritor también, recomendable, de entre toda su bibliografía, la obra Malos y Malditos, que es compendio literario), entre muchos otros, mantienen una posición ateístas más o menos activa, siempre defendiendo la ciencia y el humanismo vitalista, al frente de la intervención e influencia de las distintas iglesias, procurando defender el derecho de ateos, especialmente de los opacados.
Moralidad y filosofía
Porcentaje de ciudadanos de países de la Unión Europea que respondieron «No creo que exista espíritu, dios o una fuerza vital» en la encuesta del Eurobarómetro de 2005. El teísmo condena por lo general al ateísmo como inmoral, por no aceptar el fundamento de la moral teísta: los mandatos morales de la divinidad. Hecho falso, ya que a menudo la moral humanista supera racional y lógicamente a la religiosa. La diferencia fundamental entre la moralidad teísta y la ateísta, es que la primera emana de la autoridad divina, mientras que la segunda del Humanismo, como producto de reflexiones personales y del respeto de las normas sociales.
Algunos teístas consideran al ateísta incapaz de integrarse correctamente a la sociedad, por no someterse a los mismos principios morales que comparte la mayoría teísta, o incluso por el hecho de no creer; los ateos afirman que esta postura es fruto de una actitud intolerante y que la moralidad teísta no fue correctamente razonada. Los ateístas rechazan las acusaciones teístas, y consideran su propia moralidad, de carácter generalmente racional, crítico y humanista, como más válida que la moralidad teísta por no estar basada en la simple obediencia y en tradiciones consideradas a menudo absurdas y en algunos casos hasta escandalizantes para la persona cultivada.
Analizando una serie de estudios previos, el sociólogo Phil Zuckerman no sólo comenta que numerosos autores demuestran que los ateos tienen un sentido de la moralidad y de la justicia social tan definido como los creyentes, sino que afirma que las cifras demuestran que los ateos y los partidarios de la laícidad tienen un sentido más profundo y más ético de la justicia social. Las cifras demuestran que en los Estados Unidos, los estados con mayor porcentaje de ateos tienen una tasa de criminalidad más baja, mientras que se cometen más crímenes y delitos en los estados donde la fe religiosa es más extendida. Sólo 0,2% de las personas encarceladas en los Estados Unidos son ateas, mientras que la cifra de ateos en este país es de 4% y que 12,1% no pertenecen a ninguna religión. Según los estudios citados, los ateos se muestran más tolerantes hacia las mujeres y los homosexuales, son menos racistas y tienen menos casos de maltrato a los niños. Por otra parte, el ateísmo y el laicismo coinciden con niveles de estudios más altos.
Toma posturas cercanas al idealismo o bien al materialismo, los ateos suelen tener en consecuencia una ética inmanente (en oposición por ejemplo a la ética trascendente cristiana basada filosóficamente en el sistema realista), es decir que no están lastrados con reglas morales absolutas asumiendo por el contrario posturas relativistas en la moral.
Estadísticas
Porcentaje de ateos y agnósticos en el mundo en 2007. En términos mundiales, si existen ateos y agnósticos en todos los países del mundo, su número es más reducido en países pobres y menos desarrollados que en los países ricos e industrializados. En 1914, James H. Leuba publicó que 58% de 1.000 científicos estadounidenses expresaron «escepticismo o duda en la existencia del dios judeo-cristiano». El estudio se repitió en 1996, y produjo un porcentaje similar de 61%. En cambio entre los científicos de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos ese número es de 93% (según la revista Nature. N.º 386, pág. 435-436).
Según el Britannica Book of Year, en 1994 en el mundo había 1.154 millones de ateístas y agnósticos. La World Christian Encyclopedia anunció que en el año 2000 había 262 millones de ateístas y 1.071 millones de agnósticos. Según la obra de J. Baubérot (Dir.) Religion et laïcité dans l'Europe (‘religión y laicismo en Europa’) un cuarto de la población europea sería «no religiosa». 5% de los europeos serían ateístas convencidos.
La edición del Eurobarómetro de febrero de 2005 revela que para el conjunto de la Unión Europea (incluidos países en trámite de incorporación) 18% de la población elige la opción «no creo que exista ningún espíritu, Dios o fuerza vital», frente a 52% que cree que existe un dios, y 27% que cree que existe «alguna clase de espíritu o fuerza vital» (ver mapa). En un extremo se sitúan los franceses, con un 33% de ateístas, los checos, con un 30% o belgas y holandeses con un 27%. En el opuesto están Polonia, Irlanda o Rumania.
Se muestran además diferencias por sexos, clases de edad, orientación política y nivel cultural, siendo las mujeres, los mayores, los que se consideran de derechas y los formalmente menos instruidos los que en mayor porcentaje declaran creer en Dios. Por otra parte, los resultados de una encuesta de la Fundación Santa María, vinculada a una orden católica, indican que 28% de los jóvenes españoles niegan la existencia de Dios.
Ahora te invito a la Segunda Parte.
Ahora te invito a la Segunda Parte.
Muy interesante. Con tono histórico y toda la cosa. Aunque muchas de las causas y logros del ateísmo los comparto y unos hasta los celebro, personalmente, más que ateo, me considero sincrético, porque más allá de las deidades tengo mis propias supersticiones, algunas con halo místico, otras simplemente caen en el ocio, y otras tienen un tinte ético sacado de diosabedonde (pun entended).
ResponderBorrarEn lo que si he hecho, ya menos, campaña aguerrida es contra las religiones, todas ellas, porque existe un gran problema al suponer que la fe y la religión es la misma cosa. La fe puede existir sin religión ni dogma, la religión es un vehículo de fe hacia otros fines, casi siempre lucrativos. Y esta última se vale de manipulaciones, radicalizaciones y polarizaciones generando más problemas sociales de los que soluciona.
Claro, todas también tienen en su momento su mérito funcional, la promulgación de leyes de orden y comportamiento, la unificación de tribus, el desarrollo social, etcétera. Pero toda religión tiene fecha de caducidad y entre más se aferre uno a vivir en el pasado, más se ensucia el abrevadero.
La fe de cada persona es un derecho y que se debe respetar, la insistencia de las instituciones en politizar esa fe, eso es totalmente censurable y tiene que cesar.
Postdata: Empecé a leer hace unos años a Rabelais en sus cuentos de Gargatúa y Pantagruel por un grupo llamado 'Gentle Giant' que retomaba esas historias y filosofía en sus rolas. XD
Ah, y la Revolución de Octubre fue en Noviembre (no estoy atacando ni corrigiendo es sólo una de esas curiosidades raras de la historia) XD
Muy buena investigación. Un poco extensa y mencionas muchos nombres. Creo que a final de cuentas, cada quien en base a sus experiencias, educación y análisis, determinará si creer o no. Y es que no podemos negar que pasan cosas que te hacen dudar que exista un ser superior, pero también hay cosas inexplicables que te hacen pensar qué hay algo más. No podemos afirmar si los ateos tienen la razón o si los creyentes están en lo correcto. Creo que hasta que llegue el
ResponderBorrarMomento de nuestra muerte, sabremos lo que somos realmente.