ALIEN: Romulus


 


Alien: Romulus, de Fede Álvarez, hace lo mismo que los directores Gillett, Matt Bettinelli-Olpin con Scream (2022): una cinta que retoma mucho de las bases de una franquicia para crear algo "nuevo".



"Está ubicada entre la primera y la segunda", escuché, supe y leí. Y para bien, o para mal, parece acertada la descripción, aunque eso sí, el prólogo es ligeramente excesivo en términos de ritmo porque como espectador ya quiero ver la acción, pero entiendo que es necesario para construir la motivación de los protagonistas, sus arcos narrativos y la trama, de lo contrario sería una propuesta vacía. Y la franquicia de Alien ha sufrido mucho ya. Así que me serené. Algo puedo admitir: me dio la impresión de que Fede Álvarez buscó crear una historia que tuviera el balance entre bicho monstruoso, tensión, comedia, acción y personajes. Porque mientras el primer acto debe ser el más potente, el que conecte personajes protagonistas del momento con bicho protagonista de franquicia, los demás deben obedecer a una rapidez producto de la tensión, la sangre, la acción y el drama. Desde esa postura, la película va directo a su desenlace. Alien se toma en serio a sí misma con parsimonia, con prudencia, con madurez. 

En cuanto a contenido crítico, solamente el prólogo tiene análisis que desmenuzar: un vistazo a las clases sociales y el conflicto económico que rodea a la población, mismo que incentiva la motivación de escapar, de avanzar... sea o no admisible, es una meta. Es en este contexto en el que sigo los pasos de Rain, Andy, Tyler, Kay y Bjorn rumbo a buscar una estabilidad de vida. Todo parece jugar a su favor cuando llegan a una nave que luce deshabitada, sólo para darse cuenta del gran error que cometieron... Como decía, Alien: Romulus está hecha con esmero, con la conciencia y dedicación de alguien que se sabe del potencial de la franquicia, sus posibilidades, márgenes y elementos a favor. Aquí ya no es combinar elementos orgánicos con tecnológicos, haciendo acopio de los juegos de cámara, efectos visuales o incluso efectos de sonidos, aquí la historia tiene su propio músculo, producto de un guion que si bien no me parece perfecto, creo que es tiene el mérito de cumplir su propósito: mantenerme interesado por ver a quién matará el Alien. Fede Álvarez parece no temer miedo de explorar qué puede conseguir con esta franquicia. 


El director de No respires 2, aparentemente, fue la elección adecuada porque aquí su estilo visualmente visceral encaja a la perfección con lo que Alien precisa. No es exagerado, no es inverosímil, pero sí hay detrás que levantan una que otra ceja. Fede Álvarez le da a esta entrega el acierto de combinar épocas, fronteras, personajes y giros de tuerca. En el cuidado trabajo de personajes destacan los androides y un par de humanos, quizá por permitirse no ser estereotipados, o quizá por la contención, pero aunque no todos gozan de la misma calidad en matices, función para el avance de la trama.

No puedo dar spoilers, pero el instante en que se topan con el Alien es de los más emocionantes hasta el momento. Dicho así, podría decir que Romulus obedece más al drama y al suspenso extremo que al terror (escenas de susto, contadas, pero pareciera que mezclar suspenso con drama es el nuevo terror —ya lo dijera Mike Flanagan con su tesis fílmica Doctor sueño —), pues se nota que aquí la meta es conducir a los personajes al límite de sus posibilidades, a sentir que cada segundo cuenta, que si no prestan atención, si no corren… habrá sido lo último que harían. Y con bicho mortal raro desconocido de por medio, es un viaje asegurado de tensión asegurado.
 


Y como espectador esto se percibe en algo tan simple y complejo como los detalles, tanto de situaciones como personajes. Incluso el hecho de combinar, atemporalmente hablando, las "herramientas tecnológicas" que ambientaron las distintas entregas le da a la presente cinta un sentido de unidad orgánica entre la primera aventura y la actual. El diseño de producción y los efectos, así como los aportes de guion en la trama, elevan su intensidad en la trama (apoya al movimiento de las historias las muertes que se van sucediendo), aunque algunos miembros pecan de diálogos intrascendentes o motivaciones que delimitan su función en la historia. Todo es esperado.  

El diseño de producción y los efectos, así como los aportes de guion en la trama, elevan su intensidad en la trama (apoya al movimiento de las historias las muertes que se van sucediendo), aunque algunos miembros pecan de diálogos intrascendentes o motivaciones que delimitan su función en la historia. Todo es esperado.  



Hay que decirlo: Romulus tiene momentos emocionantes, no eriza la piel, pero sí provocan un BRINCO del asiento por un nimio giro de tuerca (el imaginario colectivo del terror alcanza una nueva cota aquí) y hacen que me preocupe por el destino de los protagonistas (los carismáticos, porque hay unos que, obvio, son dispensables…). Y sumado al lenguaje cinematográfico recatado del director, la tensión aumenta y aumenta... hasta que no sé quién realmente ganará por la supervivencia, por la paz y por la humanidad. 

¿Nueva entrega en camino? Con este tono, estilo, dirección y guion... dos entregas más por favor.  

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