Luca


 


Muy entretenida fábula sobre la xenofobia.




Por EdSQ

Me tardé en esta ocasión. Tenía que resolver mis propias ideas acerca de la película. Entre mis impresiones estaba el que Luca es, de nueva cuenta, una cinta bien lograda. Y hasta hace poco me enteré de que en la producción estaba, nada más y nada menos, que Pete Docter. Qué sorpresa, y parece que será costumbre a partir de ahora. La mente creativa (que la que dirige el proyecto) de este hombre convierte, aparentemente, lo posible en aventuras llenas de magia y alma dotada de carisma. 


En Luca no hay duda de la diversión o la magia de la amistad, la importancia de los lazos y, más que nada, ser. Así de simple. Para la ocasión, la historia de Luca me traslada, como espectador, a la costa italiana conocida como La Riviera, donde vive el personaje titular, un muchacho que pasa el verano junto a su mejor amigo explorando el “mundo terrestre” o “mundo humano”. Mientras experimentan este nuevo mundo, conocerán en el camino a Giulia, la hija de un pescador, con la que traban amistad. El «conflicto» de la historia radica en que Giulia no sabe que sus nuevos dos amigos son en realidad monstruos marinos, ni ellos que su “especie” está discriminada y es temida entre los demás. 

Luca funciona bien como cualquier drama de identidad donde uno de los personajes oculta su identidad a otro personaje y llegado el último climático es imposible seguir ocultando la realidad. Es, ciertamente, una premisa vista un centenar de veces, pero el cada vez más probado talento de Docter hace que esta la historia tenga un carisma peculiar, que su más de hora y media de duración justifique con creces, ocurrencias, lógica, suspenso y momentos de agradable tensión (sí, lo sé, pero está en Luca) el hecho de estirar un chicle que parecía no tener realmente mucho que ofrecer. Y no solamente por la historia que rodea al trío de amigos y sus distintos “objetivos” a lo largo de la película, sino porque sortea de una forma particularmente sencilla los efectos de la narrativa.


Si, como yo, te la viviste buscando anticiparte a las escenas y conflictos surgidos en cada acto de la película, verás que las resoluciones son moderadamente coherentes, en sintonía con la clasificación A de la película, pero no con los personajes; es decir, yo espero que el “cruce” de problemas sea intenso y conduzca a los personajes a un álgido punto emocional, pero al llegar, éste es suave, cariñoso, tierno… pero no contundente, no como quiero que habría podido ser. 

En este sentido, Luca me queda un poco a deber por la lectura emocional que acompaña, además de que algunos personajes quedan como un misterio: no sé si son relleno o si su papel en la trama es más trascendental de lo que la apariencia revela. Fuera de esto, dudo mucho que el discurso de la película se relacione, en cualquier nivel, con los actuales temas de orientación sexual; hay metáforas al respecto, sí (las historias con mar como eje narrativo siempre las tendrán, para el caso Moana), pero no son el eje principal, sino un motor narrativo en sí mismo. Aun así, Luca lo vale.


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