Empática y a la altura de cualquier otro
clásico de la literatura europea.
Por EdSQ.
Sinceramente tenía rato que no me entusiasmaba tanto con una lectura, no solamente por tener algunos meses escabrosos al respecto, sino porque además el hartazgo de varias actividades me saturaban al punto de ir rezagando/postergando/aplazando/olvidando —elige el verbo que gustes...— la actividad sana y que más amo desde que tengo 13 años: leer.
Así, cuando entre tanto pendiente terminado y por terminar decidí sumergirme en la obra de Tolstói, quedé conmovido, divertido, encauzado y encausado a un ideal aparentemente perdido; aunque tengo en la mira conseguir Anna Karenina (de la que conozco la adaptación fílmica estelarizada por Keira Knightley) y Guerra y Paz, frecuentemente citada en múltiples medios audiovisuales, no tengo más reparo en platicar mis breves observaciones a La muerte de Iván Ilich al ser un GRAN respiro por encima de otras obras igualmente valiosas e interesantes, pero para las que de momento no tengo la paciencia requerida.
La muerte de Iván Ilich me ha parecido la obra más empática en varios meses, tanto por el drama del protagonista titular como porque se trata de una ingeniosa, deliciosa y muy divertida reflexión en torno a las consecuencias que nuestras acciones tienen sobre los demás; más aún el efecto que los demás tienen en nosotros y cómo la sed de poder socio-político y la desdicha por el "codiciado" status social terminan por acabar con el ser humano.
Iván Ilich se casa porque quiere/puede/debe y, ya que lo hace, su vida acaba a la intemperie. Sus círculos íntimos, sociales y lejanos lo martirizan, casi como "por debajo del agua". Su familia le cerca, quitándole las oportunidades y, cuando no puede más (conociendo su valor como profesional), decide ir en busca de mejores oportunidades. Y aquí es cuando la obra se me antoja un poco inverosímil porque no me creo que, casi de la noche a la mañana, encuentre ese "mejor" empleo sin ningún tipo de conflicto intermedio. Simplemente lo encuentra y san se acabó.
El conflicto, por consiguiente, será subsecuente y surgirá a partir de la reacción (o desarrollo) de su esposa ante la noticia; o sea, el giro de tuerca. Y, como es de esperar, ambos conciben a una hija, una cuya relación filial es apenas un atisbo (contundente, sagaz, brutal y ojete) hacia el final de la obra.
Genial estructura dramática de la historia, empezando por la muerte del personaje y haciendo que el resto, el "grosor" de la trama sea lo que pasó para que Iván terminara muriendo, dejando a sospecha y teoría del lector la verdad respecto a la salud del protagonista.
Si algo me queda claro es que la literatura europea (hasta donde llevo leído, claro) es atinadísima al reflejar las condiciones sociales humanas y el pensamiento de época; todo ello refleja una atmósfera bien construida y que, de paso, permite una lectura enriquecedora casi siempre.
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