Tomb Raider

Descubre quién eres mientras salvas al planeta.

Sin ser conocedor del video-juego del que toma inspiración la cinta, entro a verla porque estuve parcialmente  familiarizado con las cintas protagonizadas por Angelina Jolie. Tramas aparte, la actriz había demostrado, al menos en ese entonces, ser un eficiente elemento para las cintas de acción (pongamos en una esquina la controversial Sr y Sra. Smith). Ahora, para este 2018 llega la nueva versión, que sin importar en qué se base, sabemos que es un reinicio para la saga (que los fans del video-juego me perdonen). 

Lo primero que sé que disfrutaré de la cinta son sus escenas de acción. que estimo cuidadosamente coreografiadas, con una puesta en escena y un manejo de la cámara empeñado en no perder detalle, ni siquiera de la protagonista. Porque es ahí donde entra, en primer término su narración. Y como la actriz confirmó en una entrevista que llegué ver en Youtube, estamos ante una Lara Croft más humana, mucho más, que la versión encarnada por Jolie. Quizá por ello su vulnerabilidad no resulte una sorpresa, pero sí una incomodidad, especialmente porque veo a un ser humano que constantemente es rescatada  por el azar (la casualidad) de los peligros que enfrenta.

Cuenta con habilidades pero no es completamente diestras en ellas; sabemos que es humana, pero cada uno de los enfrentamientos que ha tenido los ha superado porque algo más interviene. Y si por trama nos vamos, el entretenimiento está asegurado, pero el guion basa mucho de su congruencia  en la desmitificación de las ideas técnicas con que sienta su premisa, y la misma se conforma de casi tres tramas principales que deben entrecruzarse y desarrollarse, heroína mediante. 

Primero tenemos el misterio/conflicto con que la película comienza: el papá de Lara Croft la abandonó cuando niña y ahora ella busca averiguar qué fue de él. En segundo lugar tenemos, hasta el segundo acto claro, la noticia de que existe una organización secreta y universal llamada Patna que busca hacerse con un antiguo poder japonés para regir al mundo. En tercer lugar tenemos el conflicto personal de la protagonista: qué hacer con su vida. Y valga decir que esta última historia retoma su importancia hacia el final de la cinta, por lo que, en esencia, tenemos dos, dos tramas que deben intercalarse entre diálogos no muy creativos, momentos sentimentales ya conocidos en otras cintas del género, y un villano que no es villano, sólo "cumple con su deber". 

Para acompletar la cereza del pastel, Lara debe aceptar la fortuna familiar -que implica la aceptación legal de una mansión que es su hogar-, dejando atrás su pasado y siendo la heroína, no del mundo, sino de su propia existencia. Aquí es donde podría entrar mi segundo motivo para disfrutar la película: la participación de Alicia Vikander, a quien estimo como una actriz muy talentosa, y realmente se introduce en el papel de su personaje. El pero que le vería es su duda en los momentos cruciales y su exceso de vulnerabilidad, porque si en tu entrenamiento no logras vencer a un contrincante, menos lo harás con el verdadero villano. 

La película tiene un gran apartado visual, y aunque es recatada en el factor acción, brinda entretenimiento y, según entiendo, gran fidelidad al material de origen. Juzgando el epílogo vendría una continuación. Mi pregunta entonces sería: ¿ofrecerán un guion más equilibrado en la próxima entrega?