The Greatest Showman

"A million dreams to keep me awake"

No soy ajeno a los musicales. He asistido a varios en el cine y The Greatest Showman no es la excepción. Sin embargo, para la función de la película, más allá de la parte audiovisual, quedaba por ver si la cinta respetaba la historia con el mismo cuidado que sus letras y coreografías. Y de entrada, quedé enamorado y absorto con su primer musical: The Greatest Showman. Solamente ver a Hugh Jackman moverse como todo un profesional me detuvo el corazón; la música, la letra, los movimientos, todo me provocó un shock emocional y ganas de bailar con los personajes. Sólo queda (ba) admirarlo. 

Para muchas el galán de la época, Hugh Jackman, a quien he visto en entrevistas por su rol con los súper-héroes, es un gran actor, de comportamiento sencillo y actitud abierta, no teme demostrar nuevamente su talento musical para The Greatest Showman, y no hacía falta comprobarlo, pues también participó en la adaptación fílmica de Los Miserables de 2013; sabemos que tiene antecedentes de Broadway, por lo que su gran voz no resulta una sorpresa en general. 

Para la presente cinta, estrenada hace poco, el famoso actor personifica a P.T. Barnum, el que en vida real fuera creador del circo como tal, y su lucha con infinidad de obstáculos sociales, personales y políticos para llegar a ser el reconocido artista que trascendió su pueblo, costumbres y escollos. De Jackman sobra decir que su talento musical no acapara el actoral, pues en cada una de sus escenas se nota comprometido con su personaje. A su lado y nivel, está Michelle Williams como el amor de su vida y con quien construyó una vida familiar, caracterizada por las pérdidas, las desviaciones morales, las aventuras, los ensueños y la trascendencia, plasmada en dos simpáticas hijas. 

Más allá del musical, que desde luego es la pieza y atractivo visual de la cinta, tenemos ligeros comentarios esparcidos por todo el metraje que van en torno a la aceptación por lo diferente, la discriminación a las clases (donde recaen las participaciones de Zac Efron y Zendaya) y el problema económico incipiente de los bancos. El cine constantemente se llena de metáforas para darnos mensajes ilustradores e importantes, y The Greatest Showman no es diferente: tenemos el muchacho oriundo de un oficio "poco apreciado", enamorado de una chica de su infancia, perteneciente a una familia de alcurnia. Cuando pide su mano, su suegro no confía en que pueda hacerla feliz y la deja ir, sabiendo que eventualmente regresará. 

Así, P.T. Barnum lidia con sus propios sueños, con las diferencias sociales, con los temores del "personal" que recluta y con los problemas económicos que acarrea "levantar un negocio", pero no únicamente eso, sino también con las peripecias que incluye escalar puestos para darse a conocer, y en este punto de la trama aparece la bella (y un poco presuntuosa en esta cinta) Rebecca Ferguson (Misión Imposible) para mostrar una voz bastante bonita pero que no está a la altura del resto del elenco.

Es cuando los problemas más "profundos" surgen y aunque no tienen del todo el impacto emocional necesario (por las necesidades musicales de la cinta), son un cambio en el rumbo que, evidentemente, fuerzan al personaje a reaccionar y, como sucede en el rubro de "superación personal camino a alcanzar la meta", luchar por recuperar lo que en un inicio fue siempre suyo, sólo necesitaba el coraje y la voluntad para no perderlo todo en medio de la fama.

Quitando estos elementos narrativos, que deben darle fuerza y sustancia al musical, tenemos las coreografías, que a mi gusto resaltan mucho más que las letras por sí. Fuera de eso, es una película entretenida, que se defiende bien con las características que presenta acorde al género al que apela y que, por ende, es muy disfrutable. Si no has visto The Greatest Showman ¡¿qué esperas?!

Dejo aquí la primera pieza musical, un verdadero deleite.