Un tranvía llamado Deseo. Disfrazando la locura.



No me parece extraño el hábito de trasladar obras de teatro al cine, principalmente por la "costumbre" de retratar gestos y expresiones visuales que, en el medio "en vivo", es algo palpable y contribuye al desarrollo de personajes, pero que en el cine, como se piensa actualmente, a veces resulta ser una adición no siempre necesaria. Dicho esto, pienso que el "cargar" con gestos demasiado expresivos no es malo, pero genera una recarga emocional poco fluida. En otras ocasiones, con un buen manejo de guión y dirección, estos "obstáculos" pueden resolverse eficientemente. Un tranvía llamado deseo lo consigue. 

Me llama la atención de que a pesar de que la película parece no fijar su tono (¿comedia dramática? ¿Drama psicológico? ¿Suspense social? ¿Drama del pasado?) del todo, tiene un despegue psicológico notable e incluso absorbente. Esto lo digo especialmente por su primer acto, donde encontramos evidentes pausas en ritmo y locación debido a un rígido manejo de la cámara, pero estos son elementos compensados por una fluidez palmaria gracias a la elaboración de diálogos inteligentes que reflejan, paulatinamente, la complejidad detrás de cada personaje. 

Todo comienza cuando Blanche aparece de visita con su hermana, Stella y su cónyuge Stanley (espléndido Marlon Brando) para estar con ellos por un periodo indefinido. La historia arranca con las motivaciones de Blanche por acompañar a su familia, pero Stanley duda que sus intenciones sean las que afirma tener. 

Es una experiencia grata el disfrutar de las facetas joviales de reconocidos actores como Brando, quien eventualmente encarnara al padre de Superman, o incluso que participara al lado de Depp en Don Juan de Marco. Brando fue un actor de primera, y en Un tranvía llamado deseo nos ofreció una de sus interpretaciones más memorables, divertidas, alocadas e incluso -con el perdón general-, machistas. No obstante, no es el único elemento del ensamble fílmico que merece su aplauso: Vivien Leigh como Blanche es estupenda, no sólo porque manejó agudamente, en esta cinta, los matices de una mujer cuyo mundo es engañoso, lleno de ideas, perdida en idealismos, sentimentalismos y conflictos psicológicos bien trabajados. Mientras que con Blanche encontramos un interesante camino de enredos donde nunca se sabe qué es cierto y qué no, con Stanley probablemente estemos ante el reflejo quizá un poco opresor de un modelo masculino que ha sido delimitado, mitigado e incluso modificado con el paso de los años, pero que no deja de ser interesante en su origen socio-cultural e individual. Es en estos polos opuestos donde yace la esposa, cuyo arco dramático-psicológico es menor pero que sin embargo funge como un mediador en la intensa química que maneja el otro dúo de actores. 

No sé si ver esta cinta como una crítica elegante a la manera en que las dinámicas familiares son llevadas a cabo, precisamente por el dinamismo emocional que presenciamos durante el primer tercio de la cinta, pero si hay algo que la película me advierte y deja en claro es el matiz moral que encierra en el fondo: lo que presenciamos, a ojos de la cultura moderna puede no ser lo más sensato, pero formaba parte de una serie de costumbres pertenecientes a una época, y aunque la cinta no se disculpa por estas cuestiones, me da la impresión de que las expone para que nos formemos un juicio. A mí lo que me genera un poco de confusión, además del tono de la cinta mencionado arriba, es la sincronía del guión, pues nunca se explica el tiempo transcurre en la historia, aun cuando uno de los personajes menciona una cantidad específica. 

Un poco aparte, con Blanche hay algo inolvidable, más allá de su interacción con los demás y es su motivación: la propuesta psicológica en su personaje es interesante pero difícil de desentrañar: huye de la realidad. Conforme la película avanza nos damos una idea de quién es ella realmente, mucho a partir de su actuación: sus gestos, su andar, sus diálogos, todo eso nos indica la concentración de mentiras que ella misma se ha creado, los que nos dice mucho acerca de su personaje: quiere vivir la realidad, el mundo que la rodea, pero simultáneamente la rehuye. Es una interesante paradoja que da cauce y sostén a una historia que, teóricamente, se muestra transparente. Por momentos reí debido al cinismo de Blanche, la inocencia de Stella o la actitud irascible de Stanley. Recomendable, se empeña en tapar los hoyos que percibo, pero no hay nada más que cuestionar; hay que permitirle el paso. 

3 comentarios:

  1. Desde que nació el cine ha sido un medio primordialmente visual. Al principio careente de sonido, no era más que una fotografía en movimiento, un gif de la edad de piedra, que comunicaba sólo con los gestos. Cuando entra el aporte sonoro, la narración se complementa. Pero dado que el cine nació mudo, su lenguaje está en el movimiento, y eso lo comparte firmemente con el lenaguaje teatral. Ahora, dado que tanto Leight como Hunter eran figuras de Braodway, se mueve graciosamente entre el celuloide y el escenario sin que la teatralidad denote torpeza, ese detalle depende más de la dirección y el actor que necesariamente del guión.

    La historia es fascinante, como retrato social y como disección de personalidades a veces diametralmente opuestas, y mucho de eso recae en el formidable ensamble de actores de la versión del 51. Sí, Tenesse Williams desde su retorcida imaginación repleta de su propia ambigüedad sexual creo personajes deliciosos, especialmente aquellos destinados a actrices de gran porte, pero toda su dinámica se enfocó en el teatro. Es por ello que la sensibiliad de Elia Kazan, quien además llevaba una buena relación con Brando consiguió una de las pocas obras en las que el teatro y el cine congenian en armonía sin pelearse, se complementan orgánicamente.

    Excelentes observaciones y aún más, excelente disposición en descubrir estas joyitas del antiguo ayer al que la mayoría rehuyen con el prejuicio de "qué aburrido".

    Valdría la pena agregar que Los Simpson tienen una hilarante escena homenajeando esta película en donde Burns grita desde la calle "¡Smiitheerrss!".

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  2. Lo mejor fue la música consta de 15 temas jazzísticos, todas interpretadas por Alex North, Jerry Goldsmith & National Philharmonic Orchestra:

    1) Main Title

    2) New Orleans Street

    3) Belle Reve Reflections

    4) Stan Meets Blanche

    5) Blanche and Mitch

    6) Stan and Stella

    7) Blanche

    8) Belle Reve

    9) Birthday Party

    10) Revelation

    11) Mania

    12) Solioquy

    13) Seduction

    14) Della Robia Blue

    15) The Doctor / Affirmation

    Firma, Tacos al Pastor

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  3. ¡Vaya! Es la primera vez que encuentro un artículo de una película antigua, no sé si hay algún otro artículo parecido en este blog. De manera personal siento que deberías hablar más de este tipo de películas, podrías despertar el interés de gente joven por los grandes clásicos. Y sin intensión de ofender, hay artículos de algunas películas que no valen la
    pena. He visto otras películas de Brando y me parecen estupendas, particularmente no, pero por tu artículo me doy cuenta que vale la pena verla. Muy buena crítica. 👍🏼

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