Excelente. No por nada es considerada una de las grandes piezas cinematográficas de la historia.
Ambientada en los años setenta y con un guión escrito, dirigido y protagonizado por el propio Woody Allen, esta comedia romántica es una joya dentro del séptimo arte. Allen ha sido hasta el momento un director "especializado" en relaciones humanas, sin importar el ángulo desde el cual éstas sean exploradas, este director de toque particular se las ingenia para hacerlas interesantes, graciosas y con un tono particularmente creíble. Sus más recientes proyectos han sido Magia a la luz de la luna (2014), Blue Jasmine (2013) - considerada también obra maestra-, A Roma con amor (2012) y para este año tenemos Un hombre irracional (2015), por lo que sabemos ya que estamos ante un director que maneja la comedia de modo estupendo y, sí, en ocasiones con sarcasmo.
Se especuló en su momento que Annie Hall se basa en la relación en vida real de la actriz Diane Keaton (quien personifica adorablemente a Annie Hall en la cinta) con el director, y es justo esa "química" la que es plasmada a la perfección en pantalla. Si bien el filme recrea con exactitud las modas y pensamientos propios de los años 70, el ritmo pausado de la película, aderezado con bromas e ironías, hacen de esta cinta una de las máximas joyas del cine.
Ciertamente el tono del filme coquetea con el documental, pero a la vez el guión le da otro enfoque: una auto-biografía, ofreciendo así la "posibilidad" de que Allen pueda hablarnos y relatarnos lo que siente en la película, el mismo tipo de recurso narrativo de carácter "atemporal" que posteriormente usaron Frankie Muñiz en la serie Malcolm el de en medio y Leonardo DiCaprio en la cinta El gran Gatbsy; no obstante, aquí Allen es más sutil a la hora de emplearlo mostrando la maestría y sabiduría propias de él con la que nos cuenta esta emotiva historia de amor.
La claridad de los diálogos y la motivación en los personajes contribuye a exprimirle el humor a las diferentes "peripecias" que éstos viven. Uno como espectador no puede evitar sonreír en toda la película ante las múltiples reacciones del personaje y cómo lidia con su concepto del amor. Por su parte, Diane Keaton luce radiante en todas sus escenas, su personaje es encantador y hasta llegamos a sentir ternura por ella; además de que funge como el equilibrio racional dentro de la cosmovisión del protagonista. El diseño de vestuario y producción contribuyen al desarrollo de los personajes; divertidas además las pequeñas referencias a Disney y a otros personajes y actores.
La claridad de los diálogos y la motivación en los personajes contribuye a exprimirle el humor a las diferentes "peripecias" que éstos viven. Uno como espectador no puede evitar sonreír en toda la película ante las múltiples reacciones del personaje y cómo lidia con su concepto del amor. Por su parte, Diane Keaton luce radiante en todas sus escenas, su personaje es encantador y hasta llegamos a sentir ternura por ella; además de que funge como el equilibrio racional dentro de la cosmovisión del protagonista. El diseño de vestuario y producción contribuyen al desarrollo de los personajes; divertidas además las pequeñas referencias a Disney y a otros personajes y actores.
Woody Allen, todo cinéfilo, o cinéfila lo sabe, es un director que sabe crear personajes empáticos y es famoso por ser irónico y jugar con situaciones reales que a todos nos pueden pasar, pero es el cómo las expone (como algo absurdo e irracional) lo que le da ese toque honesto y conmovedor. En la cinta Allen juega y profundiza en la reacción habitual que se tiene del compromiso, reflejando una cultura, un pensamiento que persiste en nuestros días; lo lleva por sitios o momentos divertidos e interesantes, aderezándolo con bromas que guarda una profunda relación con lo que se ve. Más de la mitad de la película nos la pasaremos riendo con sus ocurrencias, pero será su perseverancia, los sentimientos que unen a su personaje Alvy Singer los que formarán la estructura, el motor de su relación con Annie Hall.
Al llegar al final, las lágrimas escurren por nuestras mejillas, pues sentimos que ha pasado toda una vida desde que ellos se conocieron y lo que compartieron, pero como todo en esta vida, el amor forma parte del "ir y venir" y Allen y Keaton nos entregaron personajes trascendentes y carismáticos en esta cinta. Maravillosa.
Ay, ay... voy a empezar en el anecdotario.
ResponderBorrarPara un servidor, Allen es un gusto adquirido, las primeras dos películas que vi del guionista-director fueron 'Hannah y su Hermanas' y 'Zelig' y las odié. Quizás también fuera la sangre pesada de Mia Farrow, no sé. Años después vi 'What's new, Pussycat' y no me encantó, pero las partes en que salía Allen me hicieron gracia. Otro rato después vi 'Crímenes y Pecados' y el cineasta creció en mí. Fue cuando le dí oportunidad a otras de sus películas como 'Casino Royale', 'La Rosa Púrpura del Cairo', 'Mannhatan', 'Comedia Sexual de una Noche de Verano', 'El Dormilón' y por supuesto, 'Annie Hall'.
Las referencias culturales, la relación fuera y dentro de la pantalla de Allen y Keaton, las facetas metafísicas de Annie, el rompimiento de la cuarta pared... para la primera media hora ya no paraba de reír.
Y claro, tiene sus momentos agridulces, pero estos sólo sirven para subrayar aún más la belleza de la película.
Es recomendable hasta para los que odian a Woody Allen.
Jajajaja vale, pues con Allen casi siempre tenemos historias sarcásticas, pero con su dosis de justa razón ¿o no? "Annie Hall", por lo pronto, es una joya y gusta.
BorrarNunca me ha caído bien Woody Allen, pero tu crítica es buena solo por eso la veré.
ResponderBorrar-Tacos al Pastor