Dragon Ball The path to the power es una aventura entretenida que sufre de algunos problemas narrativos.
Dragon Ball El camino hacia el poder (Dragon Ball The path to the power) es una película ubicada casi en los inicios de la serie. Tanto por la dirección y el curso de la narrativa, quizá pueda tomarse como una propuesta alternativa acerca del arco argumental en cuestión.
Tenemos a Goku, el protagonista y favorito de muchos, y a Bulma, la adolescente sofisticada e inteligente que reconocemos que lo lleva a un sin fin de peripecias, en su búsqueda por las esferas del dragón.
Si bien la dirección de Shigeyasu Yamauchi es cumplidora y hace que rápidamente empaticemos con los personajes gracias a un correcto desarrollo apoyado en las casualidades propias del animé, es claro que presenta excesos en el estilo. Se detiene demasiado en las presentaciones de cada uno. Esto tendría más sentido si la saga no hubiera iniciado y sólo tuviéramos la película, pero Yamauchi comete este error, que distrae a la continuidad de la trama.
El guión, la historia, parte medular aquí y que queda a cargo de Aya Matsui es buen trabajo, fiel a los conceptos y mostrando con habilidad múltiples referencias a los eventos originales sin atentar contra éstos. Si bien decide poner a la patrulla roja como el villano a vencer, es claro que el primer acto, que es espantosamente lento, lo hace ver como uno de muchos obstáculos y no como EL obstáculo a superar cuando al final resulta ser el único.
El diseño de producción y diseño de arte son eficientes, cumplidores y logran que veamos tonalidades y matices tanto clásicos como modernos en las escenas, cuidadosamente hechas, y por igual en los personajes.
El género es de ficción y aventura, lo sabemos ya, pero el ritmo (es obvio) se pierde mucho entre el acto I y gran parte del II, haciendo que la gran parte de la acción arranque entre el giro del segundo acto y a comienzos del tercero. Es un relato redondo a secas. Si la película dura casi 80 minutos ¿Por qué narrar en más de 30 minutos una escena sencilla que incluso pudo hacerse mediante flashback?
Con algunos pormenores psicológicos que podrían despertar dudas o inquietudes es evidente que la historia hace lo posible por capturar los momentos cómicos para ofrecer un balance al tema aquí abordado. No le alcanza. Es como cuando luchamos por ponernos un calcetín que de plano nos queda un poco chico. Cubrirá una parte de nuestro pie y nada más. Algo semejante ocurre aquí.
La música. Simplemente genial. Puede que no cuadre el hecho de poner en los créditos el tema musical correspondiente al final de la serie, pero agrada ver romper la rutina de poner el tema clásico y poder disfrutar al final de este mágico tema.
Con todo, Dragon Ball El camino hacia el poder es una aventura entretenida, pero que sufre de algunos problemas narrativos.
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