Acción meticulosa, venganza ordinaria.
Cuando estrenó la primera El Justiciero (The Equalizer), encontré en la cinta una extraña mezcla de acción, misterio en torno al protagonista, y una refrescante sensación de "peligro acompañado de justicia". Una cinta donde, sin importar qué obstáculo se presente, el héroe salvará el día. Pero para evitar que la cinta terminara siendo unidimensional, había que dotar al personaje estelar de un aire humilde y oscuro, y mejores atributos no los podía llenar nadie más que Denzel Washington. El actor compartió créditos con Chloë Grace Moretz, sirviendo ella como catalizador narrativo para que el héroe desarrollara su psicología y la audiencia pudiera entender qué clase de héroe encarnaba.
Así que, acción, héroe inquebrantable, eficiencia, astucia, inteligencia y misterio. Así podría definir a la primera cinta, dirigida por Antoine Fuqua y estrenada hace casi 4 años. Ahora, para la secuela, la situación, el panorama, el contexto entero ha cambiado. Para el mundo Robert MacCall ha muerto, y por lo tanto, el protagonista ha cambiado de empleo, ciudad e identidad. Dejando su antigua vida en el olvido, conserva una amistad con Susan Plummer (Melissa Leo) y algunos conocidos. Pero cuando ocurre una desgracia más allá de lo que las habilidades de MacCall pueden evitar, éste buscará la justicia que bien sabe las autoridades son incapaces de proporcionar.
Si viste la primera y te gustó, probablemente te guste la secuela. Es un hecho, lo que sí puedo adelantarte es que se trata de una cinta notablemente centrada en construirse a partir de detalles, en presentar la acción gráfica intercalada con escenas explicativas y de suspense, construyendo en MacCall una faceta de detective, más detallada, más pausada, que en la cinta anterior. Eso inmediatamente provoca que el filme, además de explorar el género de la acción, abunde en el misterio, en el drama mesurado, en conflictos políticos con tinte humanitarios. Y dichos tintes nos llevan, en mi opinión, a uno de los puntos flacos del género: los personajes principales.
Si bien Washington realiza un estupendo trabajo con su papel, es la representación del villano lo que me disgusta: un personaje con mucha verdad en cada diálogo que escupe, le creo el odio que le tiene al sistema, PERO su psicología es blanda, muy parca. Esto lo convierte en alguien GENÉRICO. Y tal parece que la idea muere tal cual llegó, con MacCall ejerciendo la justicia para los indefensos, todo para finalmente aceptar sus propios pecados y esparciendo la justicia hasta donde pueda. Palomera, con participaciones de relleno pero un tratamiento interesante sobre la sociedad, El Justiciero 2 es diversión hogareña que te hará preguntarte, sin duda, si la secuela era realmente necesaria.
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